Entrevista la Dra. Catherine Lauwers :: Prensa Ibérica

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Hablamos con la Dra. Catherine Lauwers

Dra. Catherine Lauwers

Insuficiencia cardiaca

Jefa del Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Valencia

La insuficiencia cardiaca es un síndrome caracterizado por la presencia de síntomas (falta de aire, cansancio, dificultad para respirar tumbado, etc.) y signos de que el corazón no funciona bien (expulsa mal la sangre). Muchas de las enfermedades del corazón acaban en esta y puede manifestarse a cualquier edad, aunque su frecuencia aumenta claramente con el avance de los años. Hoy en día, esta enfermedad afecta al 6,8% de los españoles mayores de 45 años, llegando a ascender hasta el 15-20% en las personas mayores de 85 años, según la Fundación Española del Corazón.

Causas

Las posibles causas que puede provocar insuficiencia cardiaca son antecedentes de cardiopatía isquémica (cuando las arterias coronarias que distribuyen la sangre al corazón sufren estrechamientos que reducen o impiden el flujo sanguíneo, y por tanto, el aporte de oxígeno), miocardiopatías (dolencias que afectan al músculo cardiaco), valvulopatías (mal funcionamiento de las válvulas cardiacas) y arritmias (cuando el corazón se contrae demasiado rápido o demasiado lento). También se puede dar insuficiencia cardiaca por aumento de demanda: la anemia, las infecciones generalizadas en el cuerpo, las enfermedades de tiroides, las fístulas arteriovenosas o el aumento de la presión arterial provocan una mayor demanda de sangre corporal que, en ocasiones, un corazón sano tampoco es capaz de atender.

Tipos

Principalmente, hay dos tipos la insuficiencia cardiaca con función sistólica deprimida (el músculo cardiaco está debilitado y contrae con menos fuerza. Esto ocurre tras un infarto de gran tamaño, en miocardiopatías dilatadas por alcohol, o de causa desconocida, o por una válvula que falla desde hace tiempo), y la insuficiencia cardiaca con función sistólica preservada (diastólica), con un musculo que contrae correctamente, pero es menos distensible, y no permite que se llene correctamente de sangre el corazón durante la fase de diástole, para luego expulsarla. Este tipo se relaciona especialmente con la hipertensión arterial, no tratada o insuficientemente tratada, que ocasiona ventrículos izquierdo de paredes muy gruesas y poco distensibles.

Síntomas

La insuficiencia cardiaca puede ser una enfermedad que no presente síntomas durante mucho tiempo a lo largo de la vida (llamada fase asintomática). Cuando aparecen, los síntomas predominantes son cansancio anormal, respiración fatigosa, sensación de plenitud del abdomen, anorexia (falta de apetito), tos seca y persistente, mareos y pérdidas de conciencia, retención de líquidos por disminución de la orina o nicturia (se orina más por la noche)

Signos de alarma y diagnóstico

Para el diagnostico de una insuficiencia cardiaca el especialista debe realizar una detallada historia clínica en la que figuren: factores de riesgo cardiovascular, antecedentes de cardiopatía isquémica, hipertensión o diabetes, antecedentes familiares de miocardiopatías o enfermedades valvulares, infecciones recientes, síntomas relacionados con la tolerancia al esfuerzo, hinchazón, alteraciones del ritmo cardiaco, exploración física para comprobar la tensión arterial y la frecuencia cardiaca, auscultación cardiaca y pulmonar, exploración abdominal. En algunos casos serán necesarias pruebas complementarias como los rayos X, el ecocardiograma o la prueba de esfuerzo.

Cómo influye la edad

La insuficiencia cardiaca es una enfermedad directamente ligada al envejecimiento de las personas, por lo que la incidencia está en constante aumento. Especialmente la Insuficiencia cardiaca con función sistólica preservada es muy frecuente en las personas mayores, con corazones más rígidos, por la hipertensión, pero también por la propia edad.

Relación con el infarto

En los infartos de gran tamaño, es decir, cuando la arteria obstruida era de las principales y nutría un territorio muy amplio, queda una gran parte del musculo cardiaco necrosado y este es muy débil, por lo que el corazón tiene poca fuerza contráctil y se produce la insuficiencia cardiaca. Esto también puede ocurrir cuando pasa mucho tiempo entre el inicio de síntomas de infarto y la apertura de la arteria ocluida,por lo que el musculo cardiaco queda muy dañado.

Pronóstico

Aunque la palabra insuficiencia sugiere un proceso benigno, la insuficiencia cardiaca, sin tratamiento, tiene un pronóstico peor que muchos cánceres. Según datos de 2020, la mortalidad al año en IC aguda fue del 29,3%. En IC crónica, las cifras correspondientes fueron 6,4%. Con tratamiento, el pronóstico difiere en gran medida según la causa que la motiva. Por esta razón, resulta tan importante el prevenir su aparición y realizar un seguimiento correcto de las indicaciones y controles.

Prevención

Tenemos que tratar de forma precoz los conocidos como “factores de riesgo cardiovasculares”: especialmente la hipertensión arterial, la diabetes y el colesterol elevado, que son los que afectan al músculo cardiaco y arterias coronarias (que afectan al musculo cardiaco). También luchar contra la obesidad, el tabaquismo y el sedentarismo.

Tratamiento

Existen tratamientos eficaces para retrasar la progresión de la insuficiencia cardiaca, mejorar la calidad de vida, la capacidad de esfuerzo y prolongar la supervivencia. El tratamiento conservador contempla cuestiones importantes como suprimir completamente el consumo de tabaco o de alcohol, controlar el peso, mantener una vida activa y evitar el sedentarismo. Se debe practicar un ejercicio físico adecuado a las capacidades de la persona y su estado cardíaco, seguir una alimentación equilibrada y cuidar el descanso. Dentro del tratamiento farmacológico, los pacientes son tratados normalmente y según su necesidad con diuréticos (ayudan a los riñones a expulsar el sodio), inhibidores de la Enzima Convertidora de la Angiotensina (controlan la hipertensión), betabloqueantes (reducen la frecuencia cardiaca y la presión arterial), vasodilatadores (hacen que la sangre circule más fácilmente) y digitálicos (frenan ritmo irregular del corazón). En otros casos es necesario implantar dispositivos como marcapasos o desfibriladores automáticos implantables (DAI). Si el paciente no mejora con todos los tratamientos previos, se podría plantear (según la edad y la presencia de otras enfermedades o complicaciones) un tratamiento quirúrgico (revascularización, trasplante cardiaco, asistencia ventricular…).

Deporte

El paciente con IC debe practicar ejercicio físico, incluso en fases avanzadas de la enfermedad. Se ha demostrado que el realizar ejercicio diario disminuye la mortalidad y mejora la calidad de vida de los pacientes. Esto también es recomendables para los pacientes muy mayores y muy frágiles, donde la actividad física diaria sigue presentando estos beneficios.

Las caminatas cortas (10 minutos 2 veces al día) son una buena manera de reiniciar el ejercicio, y aumentar progresivamente de 5 en 5 minutos tanto por la mañana como por la tarde, si es necesario siéntese y descanse unos minutos.

Dieta

La dieta (especialmente pobre en sal, y baja en calorías) y el control de la ingesta de líquidos es especialmente importante en esta enfermedad.

La sal provoca retención de líquidos que pueden provocar fallo cardiaco, por lo que lo mejor será reducir la cantidad de líquidos ingerida y limitarla a 1.5-2 litros al día como máximo.

Es aconsejable aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres y pescado y reducir la cantidad de alimentos grasos. También se debe evitar el consumo de alcohol, que debilita el músculo cardiaco.