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¿Por qué en Japón no se deja propina?

La cultura de la no propina tiene que ver con la filosofía omotenashi o el placer de servir y hacer felices a los demás

Las personas, las empresas y hasta las máquinas japonesas practican el omotenashi.

La búsqueda de la calidad y la atención a los detalles son partes intrínsecas de la sincera hospitalidad japonesa.

¿Sabías que en Japón no se acostumbra a dejar propina? Si lo haces en un restaurante, corres el riesgo de que el camarero salga corriendo detrás de ti, pensando que has olvidado el cambio. E, incluso, sacar dinero de la cartera y dárselo directamente al personal pude ser considerado una falta de respeto. No es educado.

Puede parecer extraño, porque en lo que respecta a la atención y la cortesía, los japoneses son uno de los mejores países del mundo. Donde quiera que vayas recibirás, sin duda, un servicio excepcional. Sus ciudadanos se rigen por los estándares de calidad más altos cuando se trata de prestar un servicio. Pero lo hacen movidos por su disposición hacia el trabajo, porque aman la calidad y buscan agradar, sin esperar nada a cambio. Mucho menos, un pago extra. Solo están haciendo su trabajo de forma correcta para que el consumidor quede satisfecho, y un cordial y simple arigatou (gracias) es suficiente.

¿Por qué en Japón no se deja propina?

Omotenashi: la hospitalidad japonesa

Tras la cultura de la no propina, algo que puede parecer anecdótico y confuso para nosotros, se esconde un concepto muy arraigado en el país nipón. Hablamos de omotenashi, que se puede traducir como una combinación de hospitalidad, armonía y servicio. El término fue creado en la era Heian y Muromachi, entre los siglos VIII y XVI, un largo período en el que Japón consolidó los cimientos estéticos de su cultura, cuando se inició la práctica de la ceremonia del té y, con ella, el ritual del bienestar hospitalario, es decir, recibir y atender visitantes. Del mismo modo, la cortesía, la compasión y el respeto a los enemigos eran valores fundamentales del Bushido, el código ético de los samuráis, la poderosa casta militar que era muy hábil en las artes marciales. A partir de ahí, la práctica evolucionó y se convirtió en una manifestación de máximo respeto por el otro, casi una filosofía de vida hoy se puede apreciar en muchos espacios, ámbitos y situaciones.

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Omotenashi es preparar una habitación de hotel, prestando atención a todos los detalles, para garantizar el bienestar del huésped y brindarle una experiencia única y satisfactoria. Es, también, el agua y la toallita para las manos que te ofrecen al entrar en un restaurante. Cuando repostas en una gasolinera, los dependientes te limpian el parabrisas de forma gratuita y luego te acompañan a la calle para ayudar a que te incorpores a la vía. Eso también es omotenashi. Omotenashi es, de este modo, la base del excelente servicio que Japón brindan los hoteles, así como el comercio, la hostelería o el transporte público.

Búsqueda constante de la calidad

En las empresas japonesas, los valores del omotenashi se aplican día a día. Y se hace tanto de forma interna, favoreciendo prácticas y actitudes que satisfagan al trabajador y hagan más agradable la convivencia entre empleados, como externa, primando la búsqueda de la calidad, la mejora constante y la satisfacción y bienestar del cliente en cada producto.

Como resultado, parece incluso que las máquinas sigan el omotenashi. Basta pensar en los taxis japoneses, que incorporan sistemas para la apertura automática de puertas, o en sus famosos retretes inteligentes, cuya tapa se levanta cuando te acercas y que brindan todo tipo de comodidades. También hay fabricantes de vehículos, como Nissan, que utilizan el máximo de sus recursos y conocimientos para satisfacer al otro y llevan el placer de servir a los demás a su máxima expresión. Así, el nuevo Nissan ARIYA ha sido concebido para mejorar la experiencia de conducción. En definitiva, para enriquecer la vida de las personas y hacer que se sientan a gusto.

Búsqueda constante de la calidad

Para ello, la marca japonesa, no duda en innovar, buscar la calidad y la mejora constante, prestar atención a los detalles y anticiparse a las necesidades de sus clientes, principios intrínsecos al omotenashi. En el nuevo Nissan ARIYA, el primer SUV 100% eléctrico de la marca, los diseñadores de Nissan combinan cuidado artesanal, diseño y tecnología vanguardista para lograr una identidad japonesa que trasciende su atractivo estilo y desempeño y entra en el terreno de la armonía y la hospitalidad, la habitabilidad, y el confort. Lo llamaron “Futurismo Atemporal Japonés”.

Esto pasa por diseñar un interior espacioso y lujoso que ofrece una sensación de confort, calma y serenidad. Con un suelo plano, gracias a la disposición de las baterías y la ausencia de un motor de combustión interna, la cabina del nuevo Nissan ARIYA ofrece una gran sensación de amplitud. A esta sensación contribuye su estética minimalista, la gran limpieza de líneas y un puesto de conducción sencillo coronado por una doble pantalla. También, la cuidada iluminación interior y la ausencia de botones analógicos. En su lugar, controles táctiles, sutilmente integrados en el tablero principal y en el reposabrazos central que permanecen ocultos a la vista y cobran vida con un brillo al pulsar el botón de arranque.

Búsqueda constante de la calidad

Búsqueda constante de la calidad

Este modelo incluye también asientos Zero Gravity, que además de optimizar el espacio interior del nuevo Nissan ARIYA, cuentan con una tecnología diseñada para buscar la postura adecuada y hacer de los viajes largos un trayecto más agradable.

Son detalles que marcan la diferencia y que, junto a la versión más actual del sistema de asistencia al conductor ProPILOT 2.0, hacen que el conductor se sienta seguro, cómodo, mimado, único y especial. 100% omotenashi.

Búsqueda constante de la calidad

Búsqueda constante de la calidad

Masaki Ishiguro, en su obra “25 hábitos japoneses para vivir mejor”, nos invita a “buscar la calidad en todo lo que hagamos”. Tú también puedes incluir el omotenashi en tu vida, ponerlo en práctica con tus invitados, en tus relaciones personales, en tu trabajo… Esta es una de las claves de la calidad de vida nipona y, ciertamente, al igual que los japoneses, todos deberíamos poner nuestro corazón en cada cosa que hacemos. Solo se vive una vez y no hay que desaprovechar el momento para hacer sentir bien a los demás.

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