Juan y Berto viven en Madrid y Barcelona respectivamente. Su historia empieza con un encuentro casual en el coche cafetería. Juan va a trabajar a la oficina de su bufete en Barcelona y Berto vuelve a su casa después de 24 horas de trabajo en un rodaje de noche. Pero ese día sus vidas cambian. Y lo que en un principio empieza con vértigo ante la distancia y la discrepancia en horarios de trabajo, hacen del tren su punto de encuentro recurrente, el principio de una gran relación.

Un amor con billete de ida y vuelta

Juan y Berto son dos hombres que viven en ciudades diferentes, Madrid y Barcelona. Sus vidas se cruzan de manera inesperada en un coche cafetería mientras viajan en tren. Juan, abogado de profesión, se dirige a su oficina en Barcelona, mientras que Berto regresa a casa después de un agotador rodaje nocturno.

El encuentro casual en aquel coche cafetería se convierte en un punto de inflexión para ambos. A pesar de las diferencias iniciales y los desafíos que presenta la distancia entre sus ciudades, algo especial comienza a florecer entre ellos. El vértigo que sienten ante la perspectiva de mantener una relación a distancia se desvanece rápidamente cuando descubren que el tren se convertirá en su punto de encuentro recurrente.

Los viajes en tren se convierten en momentos mágicos para Juan y Berto

Durante esas horas juntos, comparten risas, sueños y confidencias. La distancia física se desvanece en el aire a medida que se sumergen en profundas conversaciones y se conocen cada vez más. El tren se convierte en su refugio, en un espacio donde el amor crece sin límites. A pesar de sus apretadas agendas y horarios laborales opuestos, Juan y Berto encuentran la manera de hacer que su relación funcione. Los fines de semana se dedican por completo el uno al otro, explorando las calles de Madrid y Barcelona, disfrutando de cenas románticas y escapadas inolvidables. Cada momento juntos es precioso y lo aprovechan al máximo, sabiendo que el tiempo se les escapa rápidamente.

El amor entre Juan y Berto se fortalece día a día, pero también crece la necesidad de estar más cerca. La idea de vivir en la misma ciudad empieza a cobrar fuerza en sus conversaciones. Juan empieza a buscar oportunidades laborales en Barcelona, mientras que Berto explora opciones en Madrid. Ambos están dispuestos a sacrificar ciertas cosas por su amor, convencidos de que vale la pena. Desde el comienzo de la relación tenían claro que también querían pasar juntos los fines de semana, viajar por España y sentirse pareja a tiempo completo.

Después de varios meses de búsqueda, la suerte finalmente sonríe a Juan y Berto. Juan consigue un puesto en un bufete de abogados en Barcelona, mientras que Berto encuentra una oportunidad en el mundo del cine en su ciudad. Ambos se mudan un apartamento con el corazón lleno de emoción y anticipación. La vida en la misma ciudad les brinda la oportunidad de construir una relación aún más sólida. Ya no dependen de encuentros fugaces en el tren, sino que comparten un hogar y un espacio común. Juntos, exploran nuevas aventuras, descubren rincones secretos de sus respectivas ciudades y se apoyan mutuamente en sus carreras profesionales. El tren les dio la oportunidad de ser felices y la aprovecharon.

Trenes que van y vienen... haz que las historias coincidan. Resuelve el puzzle