El embarazo multiplica el riesgo de trombosis venosa entre tres y seis veces, mientras que es cuatro veces superior en las seis semanas siguientes al parto.

Así, entre una y dos de cada 1.000 mujeres embarazadas padecen una trombosis venosa durante el embarazo y parto, según las estimaciones que maneja el Capítulo Español de Flebología y Linfología (CEFyL).

Según el doctor Vicente Ibáñez, presidente del Capítulo, "la predisposición genética en el caso de las varices durante el embarazo es muy alta, alrededor del 96 por ciento", ha informado esta sociedad médica en un comunicado.

Entre los factores que pueden contribuir a aumentar el riesgo de formación de una variz destacan la presión inducida por el crecimiento fetal dentro útero sobre la pelvis y, por extensión, sobre las venas; los cambios hormonales, las alteraciones adquiridas o congénitas de la coagulación de la sangre, la inactividad física, y el aumento de peso.

La aparición de varices asociadas al embarazo es más frecuente a partir de la segunda gestación.

Suele comenzar al tercer mes de embarazo con la aparición de pequeñas varículas; entre el séptimo y octavo mes se dilatan más las paredes de las venas y las varices engrosan.

Aunque habitualmente remiten parcialmente, no desaparecen del todo en el post parto.

Realizar paseos frecuentes y elevar las extremidades es la mejor forma de prevenir la trombosis venosa y las varices.

El cuidado en la dieta, la disminución de la obesidad, mantener un buen balance muscular o evitar acercarse a las fuentes de calor directas son otras de las recomendaciones del CEFyL.