La riqueza en España ha retrocedido una década por la crisis económica, que ha acentuado aún más las desigualdades sociales hasta equipararlas a las de los años ochenta, aunque en el caso de Canarias se retrotraen a los años setenta, según el sociólogo José Saturnino Martínez.

Con motivo de la presentación de su libro "Estructura social y desigualdad en España", el sociólogo Martínez, profesor de la Universidad de La Laguna, subrayó este jueves que el retroceso en Canarias, que está ahora a la cola de Europa, ha sido muy rápido, como también lo fue el crecimiento económico en la época de bonanza.

Martínez indicó que Canarias es la comunidad donde más han crecido el paro y la pobreza como consecuencia de la crisis económica, que en su libro aborda desde el punto de vista de sus efectos en la estructura social de España.

Así, el sociólogo entiende que fenómenos como el paro juvenil, los "ni-nis" (jóvenes que ni estudian ni trabajan), los mileuristas, la emigración o el fracaso escolar inciden en mayor medida en función de la clase social a la que se pertenezca, de manera que las más humildes son las que sufren en mayor medida estos problemas, que a veces se atribuyen a la edad o el género.

Explica también que el empobrecimiento que se ha producido en España no ha derivado en un estallido social por la inexistencia de una ideología alternativa al capitalismo, así como porque la gente aún teme que puede perder algo, en relación a lo que pueda tener de propiedad, y a la "estructura caciquil" que pervive, sobre todo en el sur del país y en Canarias.

Además, entiende que la pérdida de riqueza no ha sido la suficiente para provocar una reacción violenta.

Según Martínez, las protestas sociales que se generan son de carácter corporativo o están en la "órbita del consumo" debido a la "victoria" del neoliberalismo liderado hace años por políticos como Margaret Thatcher o Ronald Reagan, que prima al individuo frente a la conciencia de clase.

Como experto en sociología de la educación, concluye que el sistema educativo español es rígido y precisa de flexibilidad.

De acuerdo con su estudio, la Educación Secundaria Obligatoria está sobrada en conocimientos, pues contiene un nivel de exigencia muy elevado, pues con muchos menos se puede acceder a estudios universitarios en otros países.

Martínez también expone que las clases sociales más humildes tienden a cursar estudios superiores relacionados con las humanidades, que además de un buen currículo precisan de contactos y habilidades sociales de los que carecen, frente a las ciencias, que se basan sobre todo en el conocimiento.

Asimismo, liga el fracaso escolar a la condición social, de manera que en las clases altas afecta a un 7 por ciento de los alumnos y en las agrarias a más del 30 por ciento.

El sociólogo no vislumbra un único escenario tras la salida de la crisis, de manera que, como resultado de esta, tanto puede surgir una España que se convierta en el "tercer mundo de la Unión Europea", como otra muy distinta "dinámica e innovadora", si la recesión actúa como "revulsivo", o mejorada, pero sin cambios "muy de fondo".

Martínez, no obstante, se manifiesta partidario de un estado del bienestar universalista como salida a muchos de los problemas sociales existentes, que radican también en la falta de democracia, porque los organismos que toman las decisiones como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo o el Tribunal Constitucional, no son elegidos democráticamente.