No sé cómo se las apañan todos los náufragos para encontrar en una isla desierta una botella con su correspondiente corcho, papel, tinta y pluma, pero es sabido que lo primero que debe hacerse un náufrago es un sombreo de paja, y lo segundo tirar un mensaje al mar para que sea devuelto en unos pocos instantes a la misma playa.

Cuando Asier Antona era un pibe, sus padres le dejaron libros de Defoe y Stevenson, no fuera a ser que le diera por leer a Sabino Arana y se hiciera nacionalista. Por haber leído a Stevenson y Defoe tiene Antona ese aspecto de yerno deseado y vendedor fiable. Nadie le obligó a leerse de chico a Jerónimo Stilton y otros representantes ratoniles de lo políticamente correcto, y el hombre pudo crecer haciéndose a sí mismo, como bien saben Águeda Montelongo y Cristina Tavío: lo cierto es que Antona no esperó mucho más allá de un par de minutos tras la aprobación de los Presupuestos 2017 para lanzar su mensaje encerrado en una botella a los procelosos mares de la política española y canaria. La botella con el mensaje aún no les ha llegado, dicen desde Coalición, que están ahí a ver si ganan tiempo (y la paga extra) para los poco menos de cien colocados que tendrán que desalojar del Gobierno para hacerles sitio a los nuevos socios. Yo creo que el mensaje sí llegó, antes incluso de saltar al océano de los medios, porque el náufrago Antona se llevó a su isla perdida un móvil para entretenerse jugando al Candy Crush. Y quien tenía que estar avisado ya lo estaba. La botella sigue ahora su corto viaje con destino al futuro chiringuito playero de José Miguel Barragán (cañas, latas frías y tapas), pero antes tenía que llegar a las costas de la república marinera de Génova. Porque hay mensajes que circulan en dos direcciones.

Hace unas semanas, quien tiene el poder de decir estas cosas le dijo a Antona que el pacto se negociaría después de los Presupuestos. Y luego la cofradía genovesa montó aquellas chiripitifláuticas declaraciones diciendo que sería Canarias quien decidiera lo que había que hacer y cuándo, y que el PP apoyaría esa decisión. Lo que ha hecho Antona es actuar en consecuencia. Tiene el permiso para empezar a negociar, y también la capacidad para demostrar que la decisión de negociar es suya.

La verdad es que en el PP de Madrid no andan lo que se dice muy preocupados por lo que ocurra con el Gobierno de Canarias: quieren garantías del apoyo de Ana Oramas, desde luego, pero lo que ahora les entretiene es la dimisión del fiscal anticorrupción o el paseíllo de Rajoy por los juzgados de la Gürtell, un papelón que querían encerrar en una botella plana de plasma, y va a ser que no. Lo de Canarias yo creo que se las trae en Génova bastante al pairo... "Eso que lo resuelva Antona", que fue lo que dijo públicamente Arenas cuando había que decirlo. Pero que lo resuelva bien: "Que no nos metan en más líos...". Y ahí anda Antona metiendo toda la prisa que puede, porque es ahora o nunca. Y a él le conviene que sea ahora, mucho mejor que nunca. Para colocar a sus propios cien enchufados, consolidar su propio poder en el partido en Canarias y atrincherar a su propio PP en el Gobierno. Y es que los propios saben que se está mejor que en el Parlamento, y además los despachos son más espaciosos.