La antigua Batería de San Francisco forma parte del paisaje que propios y extraños pueden ver al entrar a Santa Cruz o salir de la capital tinerfeña por el sur. Si se fijan, claro, porque está oculta por la avenida Marítima o de La Constitución. El ayuntamiento mejoró hace unos días el entorno al retirar la antigua caseta de la parada de furgones, abandonada hace años, que creaba un impacto visual negativo en esta zona cercana al Auditorio. Ya anteriormente se llevó a cabo el ensanchamiento del peatonal para favorecer el tránsito de deportistas y usuarios del carril bici.

La batería de San Francisco fue clave en la defensa de la ciudad durante el intento de invasión de las tropas británicas de Nelson en 1797 y podría albergar en el futuro algún recuerdo relativo a La Gesta. Mientras tanto el espacio, con un alto valor patrimonial, se ha ido deteriorando.

La batería, nombrada originariamente como de Regla en 1656 por su cercanía a la ermita de la virgen, se construyó a 6,90 metros de altura sobre el nivel del mar y estaba flanqueada por la batería de San Telmo y el castillo de San Juan. Al ser reedificada, en 1742, tomó su nombre.

En enero de 1924 fue declarada inapropiada para su función militar por lo que, tras ser desmantelada de las piezas de artillería, se entregó al Ayuntamiento de Santa Cruz en 1932. Las obras realizadas en 1995 para elevar el trazado de la avenida dejaron la batería semienterrada.