Para complicar más la vida a los ciudadanos, y para trabajar sus funcionarios menos, la Agencia Tributaria ha inventado la firma electrónica para enviar las comunicaciones a las sociedades por mail. Como este es el país del nunca jamás, hace falta un certificado del Registro Mercantil que diga que Fulanito es administrador de la empresa, para que Hacienda valide su firma.

Mas eso de que hace falta es relativo. Mientras en la Agencia Tributaria de Santa Cruz han obviado el trámite porque se entiende que la Administración puede consultar al Registro Mercantil la identidad del firmante, en el uerto de la Cruz no te conceden la firma electrónica sin el certificado de marras. Y pobre de ti si está caducado; mucho menos.

Todo tiene su truco, creo yo. Y es que el certificado cuesta 29 euros. Un abuso total. 29 euros por dar fe de que Fulano es administrador, cuando Hacienda lo sabe porque existe un convenio entre la Agencia Tributaria y los registradores mercantiles para comunicar esos datos. Y, además, porque Hacienda lo sabe todo.

A un señor que fue al uerto de la Cruz a cumplir con la exigencia absurda y llevaba el certificado caducado ni siquiera le dejaron hablar. Entonces se dirigió a la Agencia Tributaria de Santa Cruz y admitieron su solicitud. Dos o tres horas perdidas en el viaje.

Sabido es que este es un país de coña, en donde impera -porque no ha muerto- el "vuelva usted mañana" del siglo XIX, que a tantos chistes ha dado lugar. Sabido es que existe el funcionario peguista y puñetero, que jamás te resuelve nada. Sabido es que ni siquiera hay "unidad de doctrina" entre el uerto y Santa Cruz; cómo será entonces entre Santa Cruz y Madrid, un suponer.

Ya que los políticos se desgañitan diciendo que trabajan para el ciudadano y que hay que racionalizar la Administración, que Montoro se dé una vuelta por la Agencia Tributaria del uerto de la Cruz y les diga a los funcionarios que actúen, al menos, como en Santa Cruz. Que unifique la doctrina, que es muy difícil encontrar aparcamiento, muy gravoso engordar a los registradores y muy molestoso estar de aquí para allá resolviendo trámites estúpidos que ni siquiera están en vigor en otros lugares.

Uno se cabrea porque, en plena crisis, la Administración siga tirando de la cuerda -hasta que se rompa- y molestando a los que sostienen al Estado y a todos los funcionarios, que son los ciudadanos. A ver si se enteran de una vez estos chupatintas, entre los que incluyo al propio señor ministro, un chuleta que te cambas.