HOY y mañana celebra congreso Coalición Canaria. ¿Lo último? Que un grupo de militantes propone a Ana Oramas como presidenta. ¿Lo penúltimo? Que el majorero Marcial Morales podría convertirse en presidente. ¿Lo antepenúltimo? Que Paulino Rivero no va a dejar pasar la oportunidad de ser el todopoderoso del partido. ¿Lo anterior? Que Barragán sería el secretario general. ¿Lo anterior de lo anterior? Que Fernando Clavijo se convertirá en presidente insular de Tenerife.

Bueno, todas estas son conjeturas, con cierta base. Pero hay realidades: militantes de Las Palmas se dan de baja, los herreños -al menos hasta ayer lo aseguraban- no van a estar en el congreso; los gomeros se lo han pensado y, sí, los conejeros traen 100 compromisarios que no van a apoyar a Rivero si se presenta a la presidencia; los de la corriente crítica "Secundino González" quieren armarla.

¿Lo probable? Que predominen los aplausos, que Miguel Zerolo se deje ver por allí un ratito, que Manolo Hermoso dé un espaldarazo a Ana Oramas, "que es el futuro"; que siete de los once alcaldes de CC en Tenerife no apoyen a Rivero y cuatro sí. Que los palmeros también lo animen a presentarse e incluso que Perestelo ocupe uno de los dos cargos importantes de CC. Porque en el reparto tiene que estar La Palma, que es un baluarte. Y la relación de Castro Cordobez con Paulino es buena, ahora.

No es fácil hablar del congreso, el mismo día de su comienzo, cuando ni ellos mismos saben lo que va a pasar. Esta semana ha sido terrible para Paulino Rivero, llena de reuniones con gente con la que no hablaba hacía años. Hay que cerrar filas, hay que bajarse del avión, del helicóptero y del coche oficial para ponerse a muñir. Es ley de CC.

El congreso hace correr mucha tinta y mucha letra digital. Mucha. Incluso con toda la gente con la que hablamos es difícil sacar una conclusión previa a esta reunión de notables y no tan notables de CC.

Cada uno tiene su candidato, su idea, su solución. Lo importante será saber si también tendrán la valentía de hablar donde tienen que hablar, rebatir las ponencias, cuestionar al líder carismático, decirle cuatro cosas.

Esto es lo que mosquea; que no se sabe nada. En fin, lo conoceremos el domingo por la tarde.