Hablar de las lluvias y de las consecuencias de estas en Santa Cruz de Tenerife es casi como mencionar la soga en casa del ahorcado. Cualquier posibilidad de realizar un debate sosegado desaparece con su sola mención y los cinco invitados pugnan entre ellos para exponer sus opiniones por encima o contra las de los otros.

En este debate participaron Dámaso Arteaga, concejal de Servicios Públicos de Santa Cruz de Tenerife; Jesús Morales, consejero insular de Aguas; Iván González, presidente de la Asociación de Comerciantes de La Salud; Joaquín Galera, arquitecto, y Gregorio Reverón, vocal de la Asociación de Vecinos El Pescador de San Andrés.

Todos ellos estuvieron de acuerdo en reconocer que Santa Cruz cuenta con unas particularidades geográficas que la hacen especialmente vulnerable a las inundaciones.

El arquitecto Joaquín Galera habló de un diseño de ciudad "anárquico" y de "caos urbanístico". En este sentido, afirmó que durante 25 o 30 años "cada uno ha hecho lo que ha querido donde ha querido".

Este hecho se ha sumado a "la ausencia de inversiones" hasta hace unos años. El arquitecto mencionó el ejemplo de la avenida Venezuela, que se inunda cada vez que llueve un poco más de lo normal, para hablar de "ineptitud o falta de interés" por parte de los dirigentes políticos.

El consejero insular de aguas, Jesús Morales, expuso que además de hablar de presente y futuro había que hablar también del pasado.

En este sentido, recordó que "históricamente los asentamientos se habían hecho en las desembocaduras de los barrancos", pero que también había "pueblos en los márgenes". "No se ha producido una correcta planificación urbanística", reconoció, para añadir que el Consejo Insular de Aguas existe solo desde 1995.

Morales explicó que la ciudad cuenta con "pendientes muy grandes" para detallar que los peores efectos de las riadas no se producen solo por la cantidad del agua que cae sino por "la velocidad que adquiere en pendiente".

Morales resumió que la autoprotección, la correcta predicción meteorológica y los planes de emergencia eran los tres aspectos fundamentales que podían evitar los peores efectos de las riadas. Descartó, sin embargo, que solo las infraestructuras pudieran asegurar las viviendas y las personas.

A pesar de esto, tanto el Cabildo como el Ayuntamiento de Santa Cruz han realizado grandes inversiones en infraestructuras y han comprometido otras tantas para el futuro en el plan concertado de cooperación.

El concejal de Servicios Públicos, Dámaso Arteaga, afirmó que "se produjo un punto de inflexión" tras la riada de 2002 y que, desde entonces, se han gastado "más de 80 millones solo en canalización de barrancos y obras públicas". En concreto, el Consejo Insular de Aguas ha puesto 37 millones desde 2002 hasta hoy en el plan de cooperación con el consistorio de Santa Cruz de Tenerife.

Sin embargo, todo ese esfuerzo inversor no sirve de nada si no se contemplan trabajos de mantenimiento, opinaron los representantes del pueblo en este debate.

En este sentido, Iván González recordó que dos días antes de que se produjeran las lluvias del 19 de octubre llamó a la empresa Emmasa porque las rejillas que cruzan de lado a lado la avenida Venezuela no estaban limpias. La empresa mixta de aguas, que hay que recordar que está intervenida por el ayuntamiento, no acudió a realizar la limpieza de imbornales solicitada.

Otro tanto ocurre con el barranquillo de La Florida, San Andrés, que está lleno de piedras y materiales arrastrados por la riada de 19 de octubre y la Asociación de Vecinos El Pescador ha solicitado que se retiren. El consejero insular de Aguas dijo que la limpieza no era su competencia y el edil de Servicios Públicos aludió a que el Consorcio le decía que tenía que sacar la limpieza a concurso.

"Las autoridades se centran mucho en las obras, pero son incapaces de limpiar los barrancos", opinó Galera.

Gregorio Reverón, de la asociación de vecinos de San Andrés, se quejó de que "desde 2002 la ladera sigue igual, no se hizo nada". Reverón explicó que se realizó un estudio en aquel barranquillo "para modificar y ampliar la salida", pero se lamentó de que hasta la fecha no se ha hecho nada.

Aunque en un punto determinado el debate se centró en las soluciones posibles al barranco de Las Huertas (con y sin mamotreto), Gregorio incidió en que el problema estaba también más arriba. "Si no corregimos las laderas, el pueblo se nos va a inundar igual", opinó. "De la calle Florida a la pista militar, si eso no se canaliza, el agua va a entrar en San Andrés".

El consejero de Aguas llegó a desplegar un plano sobre la mesa de debate y todos los asistentes se levantaron para exponer las distintas soluciones para el barranco de Las Huertas. El arquitecto Joaquín Galera opinaba que, una vez decidido que el mamotreto no sirve, se debería ampliar la desembocadura del barranco lo máximo posible.

El edil Arteaga, por su parte, defendió de forma vehemente la solución del ayuntamiento que eleva la carretera y pasa el barranco por debajo. De esta forma, dijo, el mamotreto queda independiente a la solución hidráulica y, si se tuviera que demoler, solo habría que sustituirlo por un talud que soportara la carretera.

Galera, no obstante, defendía que se ganara en altura y amplitud del barranco de Las Huertas, cuyo cauce se había ido "estrechando" con el paso de los años.

Como conclusiones, Iván González explicó que prefería mirar al futuro que al pasado, puesto que consideraba que en la avenida de Venezuela no se habían hecho las cosas bien. Empezando porque ni siquiera existía separación de pluviales y aguas residuales. "Muchos comercios se inundaron el pasado 19 de octubre por el agua que les salía de la fosa séptica", afirmó.

Dámaso Arteaga recordó que las lluvias acaecidas el pasado 19 de octubre tienen un período de recurrencia de más de 100 años, lo que sus consecuencias eran difícil de contener o de prever. "Vamos a tratar de evitar en el futuro que estos daños se puedan producir con la misma intensidad", prometió Arteaga, para recordar que el plan concertado con el Cabildo está dotado con cerca de 12 millones y harán obras varios de los puntos sensibles.

Por su parte, el consejero de Aguas consideró que se ha avanzado mucho y que van a realizar un estudio tridimensional del barranco del Bufadero para diseñar la mejor solución. "Tenemos un Plan de Avenidas aprobado desde 2012, hemos invertido 37 millones en este tiempo, estamos realizando la obra del puente de El Cabo..."

Nada, sin embargo, parece ser suficiente para contener el miedo que sembró el 30M para siempre en los chicharreros.

Jesús Morales

consejero insular de aguas del cabildo de tenerife

Dámaso Arteaga

concejal de servicios públicos de santa cruz de tenerife

Iván González

presidente de la asociación de comercios de la salud