SI, COMO todos sabemos, y desde Europa no paran de advertírnoslo, nuestro país es el único Estado que no termina de salir de la recesión, en Canarias esto toma ya tintes de auténtica tragedia social. Doscientos cincuenta mil parados están para corroborarlo y, como consecuencia, el consumo sigue bajando en función del panorama inmediato nada halagüeño.

Se habla de innovaciones, de volver al abandonado campo; o de fórmulas para crear nuevos alicientes a unos turistas que también pasan apuros, pero menos, en sus países de origen. También se busca la proyección hacia los Estados africanos, sirviendo de cabeza de puente entre dos continentes, o la diversificación de pequeñas industrias de transformación de productos ya manufacturados previamente, puesto que su creación sería inviable por los costes de producción ante el aislamiento geográfico. En fin, que no está la cuestión para dispendios, sean o no útiles; sino que hay que optimizar los recursos para paliar las carencias sociales e impulsar la precaria economía ciudadana, y no apuntillarla, como se pretende con el nuevo trazado de la línea 3 del tranvía.

Siento decirlo, pero nuestro Cabildo ha escogido el peor momento para lanzar el globo sonda de la próxima ampliación del transporte guiado. Con un pequeño y mediano comercio que aún se restaña las heridas -los que no han cerrado- del paro económico que le supusieron las complicadas obras del tendido de la línea 1, además de la eliminación de aparcamientos y estrangulamiento del tráfico rodado. Nada nos dice que se vuelva a martirizar a los que aún sobreviven a duras penas en las zonas por donde ahora se pretende implantar el nuevo recorrido.

Y aunque nunca me he manifestado en contra del progreso, sí dije en su día que la mejor fórmula para compatibilizar la línea 1 con el tráfico antes existente era la de realizar el tendido de forma unidireccional. Es decir, de bajada por Ramón y Cajal y subida por la rambla de Pulido, hasta unirse ambos tendidos en la Cruz del Señor. Con ello, en todo el recorrido por el corazón de la ciudad se hubieran dejado libres dos carriles para coches, taxis y guaguas. No como ahora, que sólo existe uno sólo de circulación, de dimensiones escasas, para que un vehículo de emergencias (policía, ambulancia o bomberos) pueda adelantar a los otros que le cierran el paso.

Mucho me temo que, de realizar esta segunda obra, aparte de lo antedicho, se termine por colapsar el tráfico en la ciudad. Porque, en definitiva y a pesar de los argumentos que en su día esgrimieron desde el Cabildo, yo les respondí que no se podía comparar el ancho de vía de una ciudad comparativamente pequeña con los amplios bulevares existentes en las capitales europeas en donde el tranvía está implantado desde hace cien años.

Pretender argumentar, ante Titsa y los taxistas, que se va a habilitar un carril-bus compaginado con el tranvía a estas alturas de la película es sólo un argumento banal para lo que no se debió nunca establecer de la forma en que está actualmente implantado el tendido; previsto, como mínimo, para 25 años.

La viabilidad debe pasar antes por el consenso ciudadano, y, como no quiero ser suspicaz pensando en pingües beneficios para los promotores de siempre, convendría estudiar la terminación y utilidad de la vía del barranco de Diego Santos, posible paliativo para la congestión del transporte. Obra de interminable conclusión y puesta en servicio.

Todo ello, más una mayor frecuencia de autobuses de menor tamaño para circular de forma transversal por la ciudad (la pretendida línea 3), con su carril-bus correspondiente, sería la solución más óptima y barata, acorde con los malos tiempos económicos actuales.

Con el tiempo, sería conveniente llegar hasta Las Teresitas por un recorrido marítimo, ahora desechado por poca rentabilidad. Sin embargo, hay que augurar que no siempre va a estar la única playa de la ciudad y su entorno, además de la prevista de Valleseco, en las pésimas condiciones en que ahora se halla. Y quien dice esto también dice el enlace previsto con el aeropuerto de Los Rodeos.

Concluyo por falta de espacio. Habrá que bajarse del caballo blanco de los proyectos ahora inviables y poner los pies en la tierra, para no seguir provocando antes de lo previsto la marimorena anunciada por taxistas y conductores de Titsa. Apliquemos sólo la otra marimorena previa a la Navidad.