Tras conocer a D.B. Russell, el nuevo supervisor del C.S.I., los forenses acuden a un singular escenario: un tranvía público en el que han tenido lugar múltiples homicidios. Los primeros indicios revelan que un tiroteo y varios apuñalamiento han acabado con la vida de numerosos pasajeros.
El principal testigo de la masacre es un niño cuya madre se encuentra grave. Traumatizado por el suceso, el chico es incapaz de hablar por lo que Nick trata de buscar una conexión con él que le permita ganarse su confianza. Más tarde, Russel consigue que el joven le facilite información para resolver el caso