Esta semana se cumplen 27 años de la mayor catástrofe medioambiental de la historia: la explosión nuclear del reactor 4 de la central nuclear de Chernóbil, en Ucrania. El equipo de “Qué hago yo aquí” ha tenido acceso exclusivo a estas instalaciones para conocer cómo se produjo la tragedia.
Mostrará cómo los habitantes de esta región se han adaptado a uno de los lugares con más radioactividad del planeta, un peligro que no desaparecerá hasta dentro de 24.000 años. De la mano de Elena Ortega, los espectadores conocerán la vida de algunos de los españoles que viven allí. Abraham, un burgalés residente en Chernóbil, fue testigo del desastre y junto a sus padres y hermanos tuvo que abandonar su residencia por el peligro de escape. “Un hermano mío al nacer tuvo cáncer, dicen que una de las razones fue Chernóbil”, explica. En la misma central nuclear donde se produjo la tragedia trabaja Raúl, uno de los constructores de una cúpula para cubrir el reactor dañado y así evitar nuevas fugas. “Llevamos siempre con nosotros un dosímetro que mide los niveles de radiación, no puede separarse de ti en ningún momento”, comenta el técnico, único español que trabaja en la central. Además, la reportera Elena Ortega se encuentra con José Luis, un barcelonés que desde hace cinco años se dedica a ayudar a los niños que viven en las zonas más contaminadas de la región buscándoles familias de acogida en España. Por último, el equipo del programa conoce a Fernando, un bilbaíno que regenta un restaurante en Kiev. A pesar de que la radiación continúa afectando una extensa área de cerca de 200.000 kilómetros de terrenos, Fernando asegura que “los alimentos que llegan a Kiev son seguros” y ofrece una opinión distinta sobre la seguridad alimenticia de la zona. “Con los niños y la sanidad no se juega”, declara ante las cámaras de “Qué hago yo aquí”.