El presidente de Ashotel, Jorge Marichal, se muestra a favor de definir y diferenciar en las zonas turísticas aquellas parcelas que son de uso residencial de las de uso turístico. Y esta patronal ha planteado esa reivindicación al Gobierno canario en el proyecto de modernización de algunos destinos. Después de 40 años, en varios casos, algunos establecimientos extrahoteleros acaban convertidos en edificios de viviendas. La venta o el alquiler de apartamentos es la salida que les queda a sus propietarios para responder a la falta de rentabilidad, generando un proceso conocido como "residencialización". Sin embargo, en un destino que aspira a ofrecer "calidad" no se debería aceptar que coexistan hoteles de cuatro estrellas que tengan "al lado" o "enfrente" antiguos edificios residenciales. Otras veces, parte del edificio es residencial y parte, turístico.

El Gobierno canario es consciente de que existe una situación que se debe resolver. Recientemente, el presidente autonómico, Paulino Rivero, acudió a un coloquio en el Foro de Amigos del Sur de Tenerife en el hotel Iberostar Anthelia. Rivero manifestó que en Canarias hay 371.000 plazas hoteleras y 77.000 están fuera de ese mercado, bien porque se han convertido en viviendas o bien porque no están autorizadas como alojamiento turístico. Y, además, otras 250.000 plazas tienen la obligación de renovarse.

Un ejemplo está, por ejemplo, en lugares de Ten Bel (Arona) o en la zona más antigua de Costa Adeje, en la avenida de Los Pueblos.

Jorge Marichal manifiesta que se debe unificar el uso de parcelas, bien de carácter residencial o bien de carácter turístico, y las administraciones deben firmar convenios con la propiedad en los que se determinen las obligaciones y garantías que deben cumplir los dueños para mantener determinados edificios. Marichal señala que, en algunos casos, es necesario cambiar el uso del suelo y pasarlo de residencial a turístico. El presidente de Ashotel se muestra partidario de que, si lo desean, los dueños de un determinado complejo puedan derribarlo y edificar un nuevo inmueble de uso turístico para adaptarlo a las necesidades actuales de los clientes. Para el presidente de Ashotel no ha habido una correcta gestión de la legislación y no se han producido las necesarias inversiones para impedir que algunos establecimientos se queden obsoletos.