Justo un año después del crimen de violencia de género que tuvo lugar en el barrio de Cuesta de Piedra, en Santa Cruz de Tenerife, el 11 de mayo de 2016, comenzó el juicio con jurado por un presunto delito de homicidio. La Fiscalía solicita 12 años de prisión y una indemnización de 150.000 euros al hijo de ambos. En la causa se personó el Instituto Canario de la Igualdad y la acusación particular, que secundan las peticiones del Ministerio Público.

El autor confeso de los hechos, Dionisio R.S. ya fue condenado en 2008 por lesiones agravadas a una pena de tres años y medio de prisión por haber agredido a quien era su compañera sentimental desde el año 2001. Ambos tienen un hijo de 13 años, que se encontraba en acogimiento familiar, y una hija de 11 dada en adopción. Tras salir de la cárcel Dionisio, la pareja volvió a convivir y continuaron manteniendo una relación llena de incidentes violentos, con agresiones en las que utilizaban cuchillos y martillos. Todo ello dio lugar a actuaciones judiciales ante el cruce de denuncias que se producían.

Pero hace un año, entre las 22 y las 23 horas se desencadenó una fuerte discusión durante la cual el acusado estranguló a su compañera, que en aquellos momentos se encontraba bajo los efectos del alcohol. Dionisio R.S. no se presentó en la Comisaría hasta las 7:20 horas de la mañana siguiente, momento en el que se entregó y confesó su autoría. Durante la sesión celebrada ayer, el acusado argumentó que había advertido en varias ocasiones a su compañera de que no insultara a su madre, lo que volvió a hacer cuando llegó a la casa con síntomas de haber bebido. Sin embargo, asegura que apenas apretó el cuello durante cinco segundos y entonces se dio cuenta de que la víctima se desvaneció. Dice que intentó reanimarla, pero, al no conseguirlo, le puso una almohada debajo de la cabeza y decidió pasar la noche "velándola". A la mañana siguiente se tomó dos whiskies y se presentó en la Comisaría para confesar el crimen. "Le di un ultimátum; le dije que no volviera a insultar a mi madre porque se me iban a cruzar los cables. Aquel día se fue desde las una (del mediodía) y cuando volvió estaba totalmente borracha. Entonces empezó otra vez a insular a mi madre". Asegura que, cuando se produjo la agresión, ella estaba sentada y él de pie y que se limitó a cogerle el cuello durante un breve espacio de tiempo. No pidió ayuda ni asistencia médica porque no tenía teléfono móvil, por lo que se limitó a fumarse un porro mientras "velaba" el cadáver de su compañera. Dionisio R. S. mantiene la teoría de que su mujer sabía que iba a morir; no se defendió de la agresión y días antes estuvo especulando sobre si existía el purgatorio. Dice que intentó en varias ocasiones abandonar el hogar pero la víctima le quitaba las llaves, cerraba las puertas y le rompía los billetes de avión.