Las continuas descalificaciones de las que, presuntamente, eran víctimas algunas mujeres miembros de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife, desde 2002 y hasta 2006, por parte del que en aquel entonces era su sargento, y que en la actualidad está jubilado, no se solían realizar delante de otros miembros del cuerpo.

Cuatro de las cinco víctimas de las supuestas vejaciones declararon ayer que T.E.P.R. les "gritaba de forma continua". "Me trataba de malas formas; me chillaba, tiraba mi trabajo de la mesa, me amenazaba con echarme del trabajo, calculaba el tiempo que tardaba en ir a desayunar, decía que éramos pérdidas... Era muy controlador", relató una de las afectadas.

Declaraciones similares a esta fueron las prestadas por el resto de las víctimas, quienes confesaron que se prestaban apoyo las unas a las otras y lloraban tanto en las dependencias de su puesto de trabajo como en sus hogares. Y es que en uno de los casos, el acusado, según una de las afectadas, llegó a "perseguirme cuando iba al baño y golpeaba la puerta preguntando si era verdad que me encontraba mal".

Pese a los testimonios de las denunciantes coinciden, aunque con las diferencias propias de cada caso en particular, hasta ahora solo un miembro del cuerpo ha declarado en el juicio que fue testigo directo de las vejaciones, J.P.L.V., uno de los compañeros que tenían las denunciantes en la Unidad Administrativa en esa época.

Según este testigo, "escuchaba que las amenazaba con echarlas del cuerpo, y les gritaba e insultaba. Le dije en más de una ocasión que cesara en esa actitud y que las respetara, pero continuó dándoles ese trato". Estos hechos fueron presenciados por el agente "porque trabajaba allí".

Fue este compañero, miembro del sindicato Asipal, quien preparó el escrito de queja sobre la conducta del sargento. Este documento, según aseguró el testigo, "se lo entregué en febrero de 2006 al secretario del jefe de la Policía Local, A.A.B. (también acusado). Ya le había dicho a este mando en otras ocasiones, de forma verbal lo que ocurría".

Pese a este hecho, no fue hasta que C.D.G.M. ocupó este alto cargo cuando se abrió la investigación sobre este asunto. "Al tomar posesión de mi cargo dos de las agentes me contaron lo que ocurría, y les dije que presentaran la queja por escrito. Eso fue lo que hicieron y se abrió el procedimiento normal para investigar los hechos y tomar las medidas pertinentes", relató la testigo, quien señaló que "conocía lo que ocurría por comentarios, pero nunca presencié ninguna vejación".

Cabe señalar que, hasta ahora, solo el miembro de Asipal ha asegurado que presenció los hechos que se denuncian; el resto de testigos, no implicados de forma directa, han señalado que los conocían por comentarios de "pasillo" o porque las afectadas lo relataban, pues "nunca lo presencié".

En la sesión de ayer, también declaró la psiquiatra que trató a una de las afectadas, quien aseguró que la agente sufrió una "depresión reactiva". La especialista, tras analizar todos los ámbitos de la paciente, determinó que era en el laboral donde se generó la enfermedad, a raíz de una "figura de poder que ella denominaba mando".

El juicio contra T.E.P.R. y A.A.B., por delitos contra la integridad moral de carácter grave y lesiones psíquicas continuará el lunes 5 de marzo en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife.