El corazón no siempre puede bombear de la misma manera. Con la edad, los conductos que derivan en el órgano más importante del ser humano pierden su capacidad de contraerse al mismo ritmo. El contrapaso más de nuestro corazón, denominado fibrilación auricular (FA), es el principal motivo de que la sangre se coagule y, por tanto, de que aumente el riesgo de sufrir algún otro evento cardiovascular, como ictus o incluso la muerte súbita.

En el año 1976, no se disponía de ningún método para poder diagnosticar la fibrilación auricular; por eso, cuando el cardiólogo catalán Antonio Bayés descubrió que una pequeña línea -la onda P- del electrocardiograma podía estar relacionada con la patología, el mundo se revolucionó. Esa onda y su relación con la fibrilación auricular fue lo que más tarde se denominaría síndrome de Bayés, convirtiéndose en una patología asociada a esta otra.

Así, el síndrome de Bayés, según determinó su precursor, ?se caracteriza por la detección de unos signos electrocardiográficos anormales y un aumento del riesgo de arritmias supraventriculares paroxísticas?. Hoy en día, el síndrome sigue estudiándose para determinar el mejor abordaje del paciente una vez diagnosticado.

En la tarde de ayer tanto Bayés como el presidente de la Sociedad Internacional de Electrocardiología, Adrian Baranchuk -ambos especializados en este síndrome- debatieron sobre cuál es la mejor línea de tratamiento para los pacientes que lo padecen. El objeto del debate, que acogió el Hospital San Juan de Dios de Tenerife, fue, concretamente, si se debe tratar a todas las personas que padecen esta patología con anticoagulantes o si, por contra, se debe evaluar cada caso de manera individual.

Según Bayés, lo más lógico sería esto último, ya que no existe aún un estudio que respalde la eficacia del uso de estos fármacos en los pacientes diagnosticados con el síndrome que lleva el nombre de este cardiólogo. ?Los anticoagulantes también pueden producir hemorragias por lo que hay que ser muy cauteloso y advertir a la población para que no crea que a todos hay que tratarlos con anticoagulantes?, insistió. Los pacientes con mayor posibilidad de sufrir este síndrome son aquellos mayores de 65 años. Periodo que coincide, a su vez, con el aumento de la prevalencia de la fibrilación auricular. Según el estudio Ofrece publicado en el año 2014, a partir de los 60 años la prevalencia de la fibrilación auricular ?se incrementa escalonadamente? llegando al 17,7% a los 80 años. Según este mismo estudio, a los 40 años la prevalencia en España es de un 4%.

Además de la edad, otros factores de riesgo que se relacionan con el síndrome son la hipertensión, la obesidad, o la diabetes. También existe ?una asociación familiar? que fue descubierta por el cardiólogo herreño, Javier García Niebla. ?Hay muchos condicionantes?, insiste Bayés, que explica que este síndrome es provocado por un fallo en la conducción en la aurícula izquierda. ?La sangre se coagula en la aurícula izquierda y entonces eso facilita la aparición de embolias?, afirma el cardiólogo. ?A partir de los 60 años todo el mundo debería hacerse un electrocardiograma al año para saber si tiene esta anomalía?, explicó Bayés. Si la tiene, entonces será derivado al cardiólogo quien deberá ?decidir qué hacer con él? teniendo en cuenta su caso individual.

Actualmente, en Canarias está trabajando en la puesta en marcha de un nuevo estudio que pueda evidenciar qué línea de tratamiento seguir cuando no existe una evidencia de fibrilación auricular paroxística o permanente. Además, se está completando un registro internacional recopilando la información de 700 pacientes. Cuando no hay evidencia es un ?asunto delicado y difícil?, según Bayés. Por su parte Baranchuk se preguntó si bastaría para empezar a la prevención ?con la detección pura del marcador eléctrico?. Aunque afirma que no, asegura que ?el marcador eléctrico nos lleva a intensificar las pesquisas de arritmias cardiacas y una vez la identifiquemos la tratamos?.