Cada lunes y miércoles desde que acaba la semana de Carnaval hasta el miércoles anterior al Viernes de Dolores, los costaleros del paso del Cristo Resucitado, de la parroquia lagunera de Santo Domingo, tienen su plan particular. Entre las 20:00 y las 21:30 horas no hay espacio para otras actividades que no sean ensayar para la Semana Santa. Son 35 y sus motivaciones contienen dosis de fe y también de compañerismo.

Pedro Arvelo es el capataz, el que los guía por las calles. "Las razones para estar aquí se pueden dividir de dos maneras: el factor grupal, el estar haciendo todos lo mismo, caminando al son del compás, de la misma marcha... y los motivos individuales, que cada uno sabe el suyo", apunta. Lo cuenta porque es también su historia. Él se introdujo en el ámbito de las imágenes cargadas con la llegada de la talla del Resucitado y, además, ha llevado el paso de la Sentencia, que sale de la parroquia de La Concepción, así como el de María Santísima de los Dolores, de La Cuesta. En 2012 empezó como ayudante de capataz y en 2014 se puso al frente de la cuadrilla del Resucitado.

Es un mundo que en el caso de La Laguna genera filias y fobias, que cuenta hasta con su propia jerga y que exige bastante esfuerzo. "Esto no es un juego. Se viene a cargar, y a todo el mundo no le gusta estar con unos 35 kilos encima", explica Arvelo durante uno de los últimos ensayos, que realizaron dentro del templo y ya con la imagen colocada en el trono, frente a la gran mayoría, que tienen lugar en la calle y con el paso vacío.

"Hay quienes piensan que esto es un lucimiento del costalero, pero yo les inculco todo lo contrario: que lo importante es lo que se lleva encima", recalca el capataz, que indica que aprendió a dirigir de su etapa como cargador y de José Carlos Rubio, el tallista de la basa del trono. "También he estado en ensayos en Sevilla", relata un lagunero que se muestra convencido de que las tallas van mejor cargadas que a ruedas: "Ya sea a hombros, a costal o con los dos hombros, a las imágenes se les imprime así un sentimiento que no tiene comparación".

Otra cosa es conseguir miembros. Sin ir más lejos, lo óptimo es que esta cuadrilla fuese de 40; de ahí que siempre aprovechen para insistir en que tienen la puerta abierta a nuevas incorporaciones. Los que están bajo el paso, eso sí, están comprometidos con lo que hacen. Buena muestra es el caso del costalero que se desplaza desde Icod, de un cordobés que residía en la Isla y que se trasladaba desde San Isidro sin faltar a un ensayo, o del jienense que acorta su estancia de Semana Santa en Andalucía para poder estar hoy en La Laguna y cargar al Resucitado, que saldrá a las 8:30 de Santo Domingo. Ellos serán sus pies.