El queso alemán milbenkäse, fermentado con ácaros; "superalimentos" recién descubiertos como la leche de cucaracha y productos como la miel o ciertos colorantes tienen algo en común: todos proceden de insectos, una de las principales fuentes de alimento para animales y, quizá, en el futuro, para humanos. Así lo explica a Efe el biotecnólogo y director del Máster de Biotecnología Molecular y Celular de Plantas en la Universidad Politécnica de Valencia, Jose Miguel Mulet, que tiene claras las "ventajas" que ofrecen los insectos frente a otras formas de alimentación, sobre todo en la dieta animal.

"Los insectos son animales de sangre fría y tienen un menor coste energético. Las especies de sangre caliente mantienen la temperatura y cuestan más de criar, mientras que los insectos se reproducen muy rápido y no necesitan de muchos cuidados", argumenta Mulet. Estas propiedades son de sobra conocidas por la gerente de la granja valenciana de insectos Krik Krik, Gemma Llácer, que dirige una empresa especializada en la cría de grillos, pero también gusanos, cucarachas y langostas y que fue pionera en el sector. Krik Krik nació hace dos décadas, cuando el marido de Llácer se compró un camaleón y se dio cuenta de lo difícil que resultaba alimentarlo. "Los camaleones necesitan alimento vivo y hace veinte años la gente no tenía mascotas exóticas, por lo que se trataba de algo que faltaba en el mercado", recuerda. Dice que la idea de montar una compañía para dar respuesta a esa necesidad fue algo que se les ocurrió al principio "de guasa", pero que el nacimiento de Krik Krik, gracias a un premio a jóvenes emprendedores de Bancaja, fue "una revolución".

Suministro a zoológicos y tiendas en toda España

Hoy, pese a la crisis, con la que han "surgido y desaparecido" muchas otras empresas en el sector, Krik Krik "se mantiene" y ofrece desde su planta en Alaquàs (Valencia) insectos vivos alimentados con cereales naturales a tiendas de animales y centros zoológicos de toda España. Incluir insectos en la dieta de los animales no es, según Mulet, una práctica habitual y el biotecnólogo duda de que empresas como Krik Krik proliferen y ofrezcan sus productos "a gran escala". "Si se quiere normalizar hace falta mucho volumen de producción", apunta el mencionado experto.