Una dieta rica en fibra está asociada a menos enfermedades cardiovasculares, así como a menos incidencia de la diabetes tipo 2, de algunos cánceres y enfermedades inflamatorias. Todo esto explica que un alto consumo de fibra conlleva una reducción de la tasa de mortalidad.

Así se desprende de un estudio colaborativo realizado por científicos de la Universidad de Navarra y el Servicio Navarro de Salud, que fue publicado en American Journal of Clinical Nutrition.

El trabajo está coordinado por el profesor Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra y miembro de Ciberobn.

En la investigación, detalló la Universidad de Navarra en un comunicado, participaron 7.216 hombres de entre 55 y 75 años y mujeres de entre 60 y 75 años con riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular.

Se clasificó a los pacientes en cinco categorías según su consumo de fibra y fruta. Las personas de la categoría superior de consumo de fibra y fruta presentaron una tasa de mortalidad un 37% y un 41%, respectivamente, más baja que las de la categoría con el consumo más bajo. Esta asociación era aún más fuerte en las muertes cardiovasculares. Según el director del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública Miguel Ángel Martínez, "lo más interesante que observamos, por primera vez en un estudio epidemiológico, es que quienes consumían inicialmente poca fruta pero incrementaban en solo una manzana al día su consumo de fruta, ya obtenían una reducción importante de su riesgo de mortalidad".

El nuevo estudio, destacó el centro académico, se trata de "un trabajo único, ya que investigaciones anteriores solo habían considerado el contenido de fibra total inicial y no mediciones repetidas a lo largo del seguimiento".

"En este caso, además, se tuvo en cuenta el efecto de los propios alimentos (frutas, cereales integrales y otros ricos en fibra), ya que se considera que existen otros componentes en ellos que podrían tener un papel importante en la prevención de la mortalidad", explicó el coordinador del estudio llevado a cabo por la doctora Pilar Buil-Cosiales junto a otros profesionales del Servicio Navarro de Salud.

El proyecto se enmarca dentro de Predimed, una investigación colaborativa de 19 grupos científicos de Canarias, Andalucía, Baleares, Cataluña, Navarra, País Vasco y Valencia.