Los jóvenes exploradores de España Rumbo al Sur se han despertado hoy junto al Mediterráneo, sobre la arena de la playa de Bades, en el parque natural de Alhucemas, desde la que se divisa el Peñón de Vélez de la Gomera, un pequeño macizo de soberanía española que tiene un destacamento de soldados como únicos residentes.

Es el cuarto día de viaje para los 110 jóvenes que, como cada mañana, se han levantado a las 7.00 horas, en esta ocasión con el aliciente de escuchar de fondo cómo rompen las olas del mar pero con el cansancio de quien ha dormido tres horas y media.

"Hay que levantarse para hacer deporte pero al menos este lugar es increíble", decía la valenciana María Revert mientras los monitores les metían prisa para ir a correr por la playa, sin acercarse a la zona española.

"Al peñón se accede caminando, pero que no se os ocurra entrar porque si pasáis al territorio español después no podéis regresar a Marruecos: habría que sacaros de esta playa en helicóptero", explicó a los jóvenes el jefe de monitores, Pablo Martos, nada más llegar a la playa tras seis horas de autobús desde Tetuán.

El peñón -separado de Marruecos por una cuerda ubicada en una lengua arena- lo conoce bien uno de los bomberos que acompaña a los jóvenes en su viaje, Ángel Sevillano, que divisó ayer desde el lado marroquí las luces de la decena de edificaciones que en 1981 fueron a temporadas su casa, ya que prestó en Ceuta el servicio militar y en varias ocasiones fue destinado a guardar el peñón.

"Era una alegría cuando nos mandaban: nos pasábamos dos semanas pescando y jugando a las cartas", rememora Sevillano, quien, junto con otros once soldados, llegaba en barco desde Ceuta y permanecía en el peñón dos semanas en las que la radio militar y el servicio de correo eran la única conexión con el mundo exterior.

Los soldados que guardan ahora la zona se van intercambiando cada semana con un helicóptero y, según cuenta una de las responsables de la ruta, Mar Aldaz de la Quadra-Salcedo, los militares "juegan a voleibol, pero con cuidado de que la pelota no se les cuele en Marruecos porque a veces los soldados marroquíes se quedan con ella".

Los jóvenes se adentrarán durante la jornada de hoy en el Parque Natural de Alhucemas, ubicado en el Rif, zona de abruptas montañas bañada por el Mediterráneo en la que ha comenzado su incursión en un país que, según el director de la expedición, Telmo Aldaz de la Quadra-Salcedo, "es una maravilla por la historia de sus pueblos, su cultura y también por la proximidad con España".

Antes de llegar a esta zona natural, los jóvenes de España Rumbo al Sur se sumergieron en Tetuán, la ciudad rifeña que fue desde 1912 hasta 1956 capital del Protectorado Español y en el que el Ministerio de Asuntos Exteriores conserva las instalaciones del Antiguo Hospital Español, que hoy alberga una residencia para ancianos españoles que se instalaron en Marruecos durante el Protectorado.

Es el caso de Salvador Caballero, de 92 años y residente en el país africano desde los diez. "Marruecos es un país tranquilo y con gente muy buena. Acercaos a sus gentes y aprended", les pidió a los jóvenes que fueron a visitarlo a su residencia donde es atendido por la orden de las Hijas de la Caridad.

Y aprender es precisamente lo que pretenden hacer expedicionarias como Marina Villoch y Patricia Sánchez, que, una vez terminada su sesión de deporte matutino, se han lanzado al Mediterráneo para refrescarse. "Hemos corrido durante media hora, y claro que cansa, pero ahora estamos nuevas, con mucha energía", explica Marina.

La fuerza la van a necesitar, porque en la jornada de hoy, entre otras actividades, les espera una caminata por el parque natural de Alhucemas para conocer un proyecto de conservación y fomento del turismo que han puesto en marcha ONG españolas en colaboración con organizaciones marroquíes.