En España crecen los trastornos mentales -un 5% las consultas psiquiátricas de adultos y un 8% las de niños en el último año-, mientras que bajan los recursos destinados a su atención como consecuencia de la crisis, con un aumento de las listas de espera por estos problemas de un 30% en solo seis meses.

Son datos extraídos de Cataluña pero que los expertos consideran extrapolables al resto de las comunidades autónomas, según se ha puesto hoy de manifiesto en la presentación del informe del Instituto de Estudios Médico-Científicos (Inesme), titulado "Presente y futuro de las enfermedades mentales".

Jesús Honorato, presidente del Inesme, ha denunciado que solo 5 de cada 100 euros que España dedica a la salud se destinan a trastornos mentales, una cifra inferior a la media europea, lo que hace "mirar con cierta reserva al futuro".

"Seguramente, se producirán ajustes de los presupuestos, y nuestro temor es que los posibles recortes afecten aún más a esta especialidad", ha lamentado Eduard Vieta, coordinador de Investigación en Neurociencias y director del Programa de Trastornos Bipolares del Hospital Clínico de Barcelona.

Todo ello se está traduciendo, según ha expuesto, en la ausencia de más programas de intervención precoz y en el descenso de la calidad en la atención sanitaria.

"Tanto en las comunidades autónomas como en los centros hospitalarios se está limitando el acceso a determinados tratamientos aprobados, de forma que los médicos no podemos dispensar fármacos innovadores con eficacia basada en la evidencia, dañándose, de esta forma, la calidad asistencial", ha denunciado.

Celso Arango, director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam) y jefe de sección del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, en Madrid, ha recordado además que la psiquiatría ha sido siempre "una de las grandes olvidadas".

De este estudio se desprende que más de 10 millones de personas en España sufren dolencias como depresión, ansiedad, esquizofrenia o trastorno bipolar y, de hecho, se estima que hasta 1 de cada 4 adultos padecerá alguna de estas patologías en su vida.

El volumen de personas afectadas es "tan grande" que resulta "inmanejable" para los especialistas, de forma que gran parte de la asistencia la asume atención primaria, mientras que la prevención es el principal reto a asumir, ya que hasta el 11% de la población infantil se encuentra en riesgo de desarrollar problemas.

Arango ha esgrimido que la inversión en las enfermedades mentales es "mínima" en comparación con otras patologías con menor carga social o asistencial.

En esta línea, ha relatado que el 30% de la discapacidad que se registra en España está motivada por estas patologías mientras que los tumores malignos y las enfermedades cardiovasculares tan solo representan el 15% y el 12%, respectivamente.

El psiquiatra ha agregado que la carga económica de estas enfermedades constituye hasta el 40% de la derivada por dolencias crónicas y ha advertido de que la tendencia va en aumento.

Un estudio al que ha aludido, presentado recientemente, ha revelado que en Europa, en un periodo de 12 meses, un 38% de la población tendrá una enfermedad del cerebro, siendo las mentales las más prevalentes.

Otro de los grandes retos de la psiquiatría se encuentra en el porcentaje significativo de afectados que no reciben tratamiento, a pesar de que las cifras de consumo de antidepresivos pudieran indicar lo contrario, ha apuntado Vieta.

"Todavía son muchos los enfermos con patología grave que no están siendo tratados", ha dicho el experto, quien se ha referido además a la limitación de las infraestructuras disponibles.

Hace ya varias décadas que se cerraron los centros psiquiátricos monográficos y durante años se han invertido recursos en camas hospitalarias para pacientes con episodios agudos, contando hoy con "un número adecuado", según Arango.

Sin embargo, ha objetado, no se ha hecho el mismo esfuerzo en otro tipo de asistencia intermedia como hospitales de día, centros de recuperación psicosocial o pisos protegidos, también necesarios para atender a pacientes que no están tan graves como para ser hospitalizados, pero que no pueden esperar 2 meses entre consultas.