El repudio a la violencia de género y la "insumisión" de las uruguayas al terror y a dejarse someter por ella cubrió hoy de luto el centro de Montevideo, donde más de 1.200 mujeres de todas las edades y condiciones marcharon en silencio y vestidas de riguroso negro para exigir el fin de esa lacra social.

Esta actividad fue el punto álgido de la conmemoración en Uruguay del Día Internacional por la Erradicación de la Violencia contra la Mujer y sirvió de contrapunto emocional a los llamados de políticos y autoridades y a la sucesión de frías estadísticas sobre el tema que se publicaron en el país en las últimas jornadas.

Cubiertas con velos negros, símbolo de la invisibilidad de las mujeres maltratadas, y portando 400 cruces violetas, una por cada víctima mortal en la última década en el país causada por la violencia doméstica, las manifestantes marcharon por la principal avenida de la capital para concentrarse en la Plaza Independencia.

En ese lugar guardaron 15 minutos de silencio que culminaron con el grito de "nunca más una muerte indiferente".

Según explicó Jenny Escobar, presidenta de la asociación Mujeres de Negro, organizadora de la marcha, la idea era "tomar la calle y mostrar la insumisión" de las mujeres uruguayas ante el terror del maltrato, con la idea de que las víctimas que lo vean desde su casa sepan que "hay mucha gente apoyándolas y dispuesta a abrir la puerta para que salgan de la violencia".

Según datos del Observatorio Nacional Sobre Violencia y Criminalidad de Uruguay, cada 34 minutos se presenta una nueva denuncia por violencia de género, una tendencia que no ha dejado de crecer en los últimos años.

Entre enero y septiembre de 2011 las autoridades uruguayas registraron 11.597 denuncias por este tipo de delitos, 233 más que las recibidas el año pasado, 2.052 más que las de 2009 y 6.526 más que en 2006.

Esta situación convierte a la violencia de género en el delito más común denunciado en Uruguay sólo por detrás del hurto.

En los primeros nueve meses de 2011 un total de 26 mujeres fueron asesinadas en casos de violencia doméstica, el 69 por ciento de todos los homicidios de féminas cometidos en el país.

Para Escobar, la violencia en Uruguay es en realidad "un problema de la gente" y no de las instituciones, "que ya hacen lo que pueden".

"Las mujeres son asesinadas por una cuestión de poder, por no querer dejar ir al otro. Y la gente no abre los ojos a esto porque no quiere. Hay que ser solidarios y ver que cuando al otro lado se golpea a una mujer, no se puede mirar a la cara a esa persona, ni saludar a un violento", reclamó Escobar.

Del mismo modo se expresó Mary Arias, coordinadora de la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual (Ruvds), quien apuntó a la "mentalidad patriarcal" y a la falta de aplicación de la ley como los mayores enemigos de la lucha contra el flagelo en Uruguay.

"De todas las denuncias de malos tratos presentadas, las medidas cautelares sólo se cumplían en un 10 u 11 por ciento, lo que en la práctica deja a las mujeres que denuncian desprotegidas y sin mecanismos que restrinjan la violencia", indicó Arias en declaraciones a Efe.

Así, la coordinadora de la Ruvds apuntó a cambiar "la mentalidad de país machista y patriarcal" del Uruguay que "traspasa a todos los ámbitos sociales, desde la Justicia a las propias mujeres", para conseguir un cambio social sin el cual "siempre será difícil" luchar contra esta situación.

Esa solución incluye desarrollar tanto "una nueva forma de ser hombre" como una "nueva forma de ser mujer" que deje de "tolerar" las agresiones.