Cuatro africanos están acusados de ser los patrones del cayuco que llegó a La Gomera el 11 de julio de 2008, en el que llegaron 55 personas vivas a las que hay que sumar un número de fallecidos que podría llegar a 15, de los que cuatro estaban en el fondo de la embarcación y otro murió en el hospital de la isla colombina.

El Ministerio Fiscal pide 67 años de prisión para cada uno de los cuatro acusados por un delito de homicidio doloso más otro contra la libertad de los ciudadanos extranjeros.

Sin embargo, la defensa alega que no existen pruebas condenatorias contra ninguno de los acusados, que responden a las iniciales P. D., B. T., D. S. y B. S.

Según quedó de manifiesto en el juicio celebrado ayer, la única prueba en la que se basa la fiscal es el testimonio de algunos testigos protegidos.

Uno de ellos, que ayer compareció mediante videoconferencia, aseguró que la Policía le prometió la libertad y que no sería expulsado si acusaba al patrón de la embarcación.

Tras esta declaración, los cuatro abogados defensores de los africanos manifestaron de forma individual que la testifical estaba viciada.

Además, uno de los letrados de la defensa señaló que el testigo protegido había incurrido en varias contradicciones en la declaración de ayer respecto a la que hizo ante la Policía cuando llegó a Canarias.

Por ejemplo, en el año 2008 aseguró que había pagado 380.000 ouguiyas (moneda mauritana), mientras que ayer precisó que había abonado algo más de 200.000. En opinión de la defensa, cuando se realiza un pago tan importante no se olvida fácilmente la cifra.

Otro dato que hizo dudar de su declaración se refiere a que no pudo reconocer a uno de los acusados, que se acercó a la webcam, "porque la imagen no llega muy bien", alegó.

Uno de los abogados defensores asegura que irá al Tribunal de Estrasburgo si finalmente se condena a su cliente a 67 años de prisión.

Recordó que fueron más de 45 las personas que llegaron en buen estado, "quizás las que tenían una naturaleza más fuerte, igual que los cuatro acusados".

Este argumento contrarrestaba lo expuesto por la fiscal, quien argumentó su petición de condena en que los acusados se reservaron comida para ellos mientras el resto de los miembros de la expedición permaneció varios días sin comer y sin agua.

El forense que realizó la autopsia a cinco inmigrantes fallecidos, en el hospital de La Gomera, declaró que la muerte de cuatro de ellos se había producido por deshidratación severa y el otro por neumonía.

La defensa también señaló que los testigos protegidos podrían ser igualmente los patrones del cayuco, puesto que han dejado de manifiesto algunas contradicciones en sus declaraciones.

Uno de los acusados rompió a llorar cuando escuchó la petición de condena por parte de la fiscal.