"El amor no conoce medida, lo cree todo posible" (IMIT, L, III, V.)

EL PRÓXIMO 8 de marzo conmemora la Iglesia la festividad de San Juan de Dios. En esta fecha -corría el año 1495- quiso el Señor que naciera en Portugal este bendito santo de la caridad; y que fuese otro 8 de marzo del año 1550 cuando entregara su alma a Dios en la ciudad de Granada.

San Juan "de Dios", el más hermoso de los títulos que la Iglesia otorgó a este santo por sus innumerables virtudes y por los grandes avatares que coronaron su existencia, tales como dejarse encerrar en un manicomio como el más afectado por la demencia, puesto que cuando oyó predicar a Juan de Ávila descubrió la presencia de Cristo en su vida y comenzó a saltar por las calles, gritando y revolcándose entre el lodo; casi justo era que lo tomasen por loco. En ese manicomio se dio cuenta de cómo trataban a estos enfermos y se enfrentó a los cuidadores, que en aquella época les decían loqueros; sobre su espalda cayeron los latigazos que le dejaron medio muerto, y aún así no se callaba diciendo: "¡Crueles! ¿Qué modo es ese de tratar a vuestros semejantes? ¿Para eso levantaron nuestros señores los Reyes Católicos este hospital? ¡Cuánto mejor sería que los alimentárais y los tuviérais vestidos!". Estas expresiones y muchas más las podemos ver en el libro "Vida de san Juan de Dios", escrito por Fr. Luciano del Pozo en el año 1995. La orden hospitalaria fundada por este santo en la Granada del siglo XVI sigue hoy vigente gracias a los hermanos que la componen y que tanto bien han prestado a la humanidad.

En Vistabella, en nuestro Santa Cruz de Tenerife, tuvimos, y tenemos la suerte, de que se irguiera una clínica con el fin de salvar, en principio, a tantos niños que por aquellas fechas padecían la poliomelitis, enfermedad que por entonces aquejaba a la población infantil y que tantas secuelas sabemos que la secundan. Han pasado muchos años desde entonces y muchos han sido los bienhechores de este hospital, creciendo y multiplicándose en todos los sentidos. La doctrina heredada de san Juan de Dios es, ante todo, y sobre todo, el amor al enfermo. Nos hace ver y palpar en todo momento esas grandes dosis de cariño que los hermanos llevan siempre en su capacho como parte esencial de la medicación; "muchas veces una palabra amiga y amable es capaz de hacer milagros", nos dice el padre Fernando Lorente, capellán de la clínica, al que desde aquí felicitamos por su ejemplar y hermosa labor.

Desde hace varios días se respiran en la clínica los aires del día grande y festivo del patrón de los enfermeros y enfermos y del Cuerpo de Bomberos. Ya todo reluce como la plata, se prepara con antelación la suntuosa iglesia-capilla para acoger a los cientos de devotos que como cada año se darán cita: congregaciones religiosas y sacerdotes que concelebrarán la Eucaristía junto al obispo nivariense, D. Bernardo Álvarez Afonso, quien presidirá la función religiosa, donde serán los principales invitados enfermos y familiares. San Juan de Dios, el limosnero del capacho, el "loco de amor divino", el Santo de todos los tiempos.