Los bares, restaurantes y hoteles británicos no podrán desde hoy recurrir al viejo truco de ofrecer salarios por debajo del mínimo legal a sus empleados, confiando en que sean las propinas dejadas por los clientes las encargadas de redondear hasta esa cifra las nóminas.

Una nueva ley del Gobierno laborista de Gordon Brown que ha entrado en vigor hoy prohíbe esta extendida práctica el mismo día en que se hace también efectivo el aumento del salario mínimo interprofesional hasta 5,80 libras (6,35 euros) por hora, lo que supone siete peniques más por hora.

Desde Downing Street justifican la medida alegando que es "más justa y clara" tanto para los empleados y los consumidores como para la propia industria hostelera.

La nueva legislación, que va a reportar importantes beneficios para las arcas estatales por el aumento del importe de las cotizaciones, no ha sido bien acogida por la Asociación de Hostelería Británica.

Esta organización advierte de que la medida supondrá un importante aumento de costes para el empresario, algo que, en tiempos de crisis, se va a traducir indudablemente en la pérdida de "miles de puestos de trabajo".

Sin embargo, el ministro de Empresa británico, Peter Mandelson, ha explicado que el cierre de este agujero legal permitirá que las propinas sirvan "para premiar un servicio, no para redondear el salario".

En este mismo sentido se ha pronunciado el líder adjunto de la unión sindical Unite, Derek Simpson, que ha reclamado a la industria hostelera una mayor transparencia en la gestión y el reparto de las propinas.

Por último, también ha recibido con optimismo la noticia la Federación de Pequeñas Empresas del Reino Unido, que denuncia que "durante años las grandes compañías han usado este vacío legal para reducir costes, traicionando la confianza de los consumidores que ofrecen sus propinas de buena fe".