Las trabajadoras de la cooperativa Mararía iniciaron ayer un nuevo calendario de movilización con el propósito de manifestar públicamente que tanto el IMAS como el ayuntamiento "tengan constancia de que siete meses después de suspendido nuestro contrato, aún seguimos sin cobrar".

Asimismo, indicaron que su principal demanda es la subrogación a la empresa que presta el nuevo servicio de atención a domicilio en la capital y su derecho a "cobrar, como mínimo, nuestra última nómina, tal y como refleja la ley".

Parte de las 179 trabajadoras de esta cooperativa, paradas desde el pasado mes de agosto, se concentraron ayer ante la sede del IMAS "no para dar pena", dijo una de sus portavoces, "sino para exigir, en primera lugar, nuestros puestos de trabajo".

Ante estos retrasos y las consecuencias "del papel que jugó la administración en la pérdida de nuestros puestos", anunciaron ayer estar dispuestas a encadenarse ante las puertas del ayuntamiento, "pues no fueron conscientes y no hicieron bien su trabajo, ya que no se comprobó la situación".

Anunciaron que este mes continuarán con las concentraciones "para arrancar en febrero con acciones más contundentes, a pesar de varios encuentros que nos han prometido sobre finales de mes", pues dicen que los pronunciamientos de los responsables públicos "lo único que hacen es desesperarnos más".