Los vecinos que habitan a lo largo de la ladera de María Jiménez han vuelto a lanzar la voz de alerta ante posibles desprendimientos de piedras de gran volumen sobre sus casas. Como cada vez que se producen lluvias, estas personas temen que se precipiten sobre ellas, como ocurría hace ahora una semana, donde en la zona de La Portada varias rocas impactaron sobre parte de las viviendas, sin que, "afortunadamente, en esta ocasión causaran grandes daños materiales ni personales", explicaron los vecinos.

En esta zona del Distrito de Anaga, los desprendimientos son más frecuentes de lo que sus habitantes desearían, hasta el punto de que aún hay cinco familias que fueron desalojadas y viven en casas de alquiler porque en diciembre de 2008 cayó sobre cinco viviendas en esta misma ladera una roca de grandes dimensiones.

Juan Ramón asegura que "vivimos bajo una constante amenaza", pues señala que de la parte alta de estos riscos hay mucho material que está inestable "y a punto de caer sobre nuestras cabezas". En el último episodio que se ha registrado en este barrio capitalino, sus habitantes han reclamado la presencia de responsables públicos, pero indican que se personaron en el lugar varios agentes de la Policía Local que "levantaron un acta". Además, en esta zona hay otra piedra de grandes dimensiones que los propios vecinos han ido desgastando por su cuenta, hasta el punto de que , según señala Juan Ramón, "la hemos tenido que dejar porque es muy grande".

Aseguran que ya no saben cómo afrontar estas avalanchas, pues aunque se trata de las primeras viviendas de la zona alta, plenamente expuestas a estos desprendimientos, advierten de que, "quizá, el mayor riesgo es para las casas que están en la zona baja del barrio, ya que el impacto será mucho mayor porque estas piedras caen desde una gran altura".

En los últimos desprendimientos, buena parte del material arrastrado "se quedó, de manera milagrosa, a medio camino, atrapado por la vegetación, pero mucho nos tememos que, cuando sean de mayor dimensión, no habrá nada que las pare, hasta el punto de que destrocen nuestras casas".

El enclave de La Portada "es uno de los más peligrosos que hay en este barrio de María Jiménez, y lo que pedimos es que alguien se dé cuenta realmente de cómo vivimos aquí, ya que para llegar a nuestros domicilios tenemos que sortear una larga escalera con más de 300 escalones, algo que nos deja aislados en todos los sentidos".

Cada vez que llueve "lo que sentimos es pánico", asegura Concha desde la azotea de su casa, porque explica que "de aquí ya se ha ido todo el mundo, por el temor a estos desprendimientos".

Desde su inestable atalaya, los vecinos de La Portada observan con cierto recelo la evolución que se ha experimentado justo en la ladera de enfrente, donde las construcciones son más modernas y cuentan con mallas de protección y medidas para evitar los desprendimientos, "algo que también reclamamos que sea acometido en este margen del valle, donde ya tuvimos un ejemplo claro de a qué nos enfrentamos, cuando sufrimos las consecuencias del 31-M, hace 8 años, donde muchas de esas piedras las hemos calzado y marcado, pero siempre caen".