Los consejeros del Partido Socialista en La Palma, que ya es difícil saber si están o no expulsados definitivamente, o si todavía les queda alguna oportunidad de reincorporarse a su formación, recibieron "calabazas" de la comisión gestora que ahora dirige el PSC, en la I Fiesta de la Rosa que se celebró en la Villa de Garafía.

Los organizadores del evento, los comité locales de Puntagorda, Tijarafe y Garafía, querían que los consejeros y el equipo que dirige Manuel Marcos Pérez limarán asperezas en busca de un acuerdo. Los propios afectados se encargaron de "vender", con el apoyo mediático que tienen a su disposición, que sería una buena oportunidad, "la última" se llegó a decir, para llegar a un consenso que beneficie a ambas partes.

La realidad fue otra. La que no era noticia. Es decir, ocurrió lo mismo que hasta ahora. Los consejeros ya saben desde el principio del conflicto que tienen el apoyo del 90% de los afiliados, también de algunos socialistas regionales. No es nada nuevo que en Garafía se escenificara ese respaldo, como tampoco lo fue, por mucho que se difunda lo contrario, que nadie, ni uno, de la comisión gestora acudiera al encuentro.

Ocurrió lo que se sabía: apoyo a los expulsados sin la presencia de nadie de la gestora

Se puede decir de diferentes maneras y "vender" de otras tantas, pero lo cierto es que Marcos Pérez, también José María de Vargas o Néstor Paz se han mantenido firmes, guste o no, en una idea. En una sola: los que pactaron con el PP la moción de censura contra Guadalupe González en el Cabildo de La Palma no tienen cabida en el proyecto socialista. Son las indicaciones de Ferraz y los miembros de la gestora son fieles a las directrices de su partido. Es decir, todo depende de un cambio de postura que llegue de Madrid. Es tan evidente como que lo mejor para el PSC sería reconducir la situación.