Es una expresión militar que ponen de moda las películas de marines americanos. El soldado patoso se cuadra y con la mirada absorta en el infinito, la musculatura adherida a su cuerpo en alerta y el gesto reprimido, grita:"Sir, yes, sir", tratando de que su disposición manifieste que no existe duda alguna sobre quién ejerce la autoridad. Digamos que viene a ser una expresión de sumisión aun más expeditiva que el clásico "¡a la orden, mi capitán!".

Hablo hoy de la marea de La Caixa y su digestión de, y por, Caja Canarias y nosotros, después del fracasado proyecto de Banca Cívica. Ya han aterrizado los mejores mandos de la entidad, la Caja de Ahorros y Pensiones de Barcelona (en idioma catalán y oficialmente: Caixa d''Estalvis i Pensions de Barcelona), con sede en la ciudad condal y actividad en todo el territorio nacional e internacional, con especial incidencia en sus áreas de influencia, ahora muy reforzadas en Canarias.

Sus expertos y técnicos especializados -controller, de riesgo, de imagen corporativa, de seguros, de patrimonio inmobiliario, de comercio exterior, de modelos, de sistemas, de productos, de recursos humanos, de pymes y autónomos, de red, de informática etc.- con sus sociedades vinculadas y, poco a poco, sin prisa pero sin pausa, van ejerciendo su titularidad rodeándose de perfiles -a los que les gustaría promocionar hasta un protagonismo final- válidos para ellos. Porque el negocio bancario está cambiando aceleradamente en el planeta. En palabras de Javier de los Ríos, jefe de Estudios del Área Financiera del CEF, "los tiempos convulsos y de reformulación que vive el sector financiero en España están suponiendo también una reconversión de los perfiles laborales requeridos por las entidades. Factores como las nuevas relaciones banca/empresa, el endurecimiento de las líneas de crédito, el incremento de la morosidad o la llegada de nuevas tecnologías como los dispositivos móviles están influyendo en este nuevo marco laboral".

Por supuesto que en Caja Canarias había formación y capacitación independiente en sus cuadros más que suficiente para la adaptación necesaria como profesionales bregados al negocio bancario al siglo XXI, pero a los que quizás se condujo y condicionó demasiado tiempo desde arriba con un politiqueo, mangoneo y chupeteo suicida a medio plazo que cuando se desata siempre tumba a las víctimas.

Por eso hoy lo que toca es el "señor, sí, señor" de los marines. La Caixa -que curiosamente por esa denominación utilizada a modo de seudónimo, en el contexto de la reestructuración de las entidades de crédito, no tiene actividad financiera ni bancaria, ya que segregó todos sus activos comerciales en una filial, propiedad de La Caixa en un 75%, denominada CaixaBank- por suerte para ellos no tuvo la misma historia e historial que las forjadas en nuestras islas. Digamos que pudieron hacer su trabajo con mayor independencia, capitalización, influencia y mercado.

Son los que mandan, sabiendo que el mando es una competencia que se debe fortalecer teniendo en cuenta las capacidades propias y de las personas con que se vaya a trabajar con el fin de lograr los objetivos y generar un bienestar común. Ese es su fuerte y por eso se han consolidado como una entidad líder, con unos activos de 348.294 millones de euros y una cuota de penetración de clientes del 26,1% en banca de particulares (22,2% de penetración como primera entidad). El volumen de negocio alcanza los 512.017 millones de euros (+19,8%), de los que 288.568 millones de euros corresponden a recursos de clientes (+19,6%) y 223.449 a créditos brutos a la clientela (+20,1%).

Ya que con Caja Canarias no hemos sido capaces nosotros, les toca a ellos manejar el cotarro. Ejercer el liderazgo también tiene su aquello, en este caso supongo que en su percepción será importante potenciar los equipos e interiorizar la sensibilidad hacia las Islas, cosa que, como vienen haciendo desde hace décadas, manejan sin complejos, poniéndose a su servicio y no a la inversa para prever, planificar, organizar, decidir ejecutar, coordinar y controlar lo mejor y más adecuadamente posible con una idea del objetivo hacia el que enfilan la proa del barco.

Los de Caixabank parece que lo están haciendo en esta primera o segunda fase de manera discreta y sin pavonearse demasiado. Por el lado negativo observo masificadas colas y simplificaciones de libro que afectan a la gente de a pie. La responsabilidad que han adquirido con esta tierra los obliga a mandar con dignidad y para ello a servir con diligencia.

infburg@yahoo.es