La desestabilización de toda la franja central del Sahara, desde el Atlántico al Índico, ha tenido en los últimos tiempos una serie de episodios que, como el golpe de Estado en Malí y la rebelión acto seguido de grupos islamistas o tuaregs, como Ansar Dine, los yihadistas de Mujao y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que han segregado de hecho aproximadamente la mitad del país, imponen unas relaciones de fuerza que no pueden ser las que propicien el bienestar y el desarrollo de sus gentes. Hace falta más política y capacidad para pensar en el futuro. Solo hay que observar como muestras la guerra larvada del Polisario, los secuestros habituales de cooperantes en los campamentos, las hambrunas y secesiones en el sur de Sudán o las amenazas a la navegación en el cuerno de África

Pero es que es normal. os occidentales llegaron a esos sitios, que encima eran casi desérticos y pobres de solemnidad, y pusieron unas rayas arbitrarias que llamaron fronteras, colocadas en función de los propios intereses de las potencias proyectados para el beneficio único y exclusivo de sus empresas e imperios. Según les cuadraba en sus ambiciones. A los naturales les impusieron un orden y una vida, hablar francés o inglés, y lo demás se lo repartieron entre ellos: "esto pa''ti y esto pa''mí".

Claro, el citado Malí, por ejemplo, es un Estado de aproximadamente doce millones de habitantes compuesto por dos triángulos raros unidos en un vértice estrecho, como el de una mariposa sin cuerpo central y tocada de un ala, en el que los del norte no tienen nada que ver con los del sur. a mayoría de la población vive en el triángulo meridional, más chiquito, alrededor de los ríos Niger y Senegal, donde se encuentra su capital, Bamako. El triángulo del norte es un tremendo erial o descampado tipo campo de fútbol sin césped artificial, en el que el balón jamás se sale fuera dado que no hay bandas en sus límites. En el caso de la parte septentrional de la République du Mali, dos veces más grande en superficie que España, más vacía que los asientos de Iberia.

Encima, ya hay más de 120.000 refugiados en países cercanos, con lo que la región está aun más despoblada todavía. Y es en este escenario en el que prácticamente sin contar con nadie intervienen los franceses. Fíjate tú que han desplegado unos 950 soldados y amenazan con mandar a otros 2.500 para un territorio que, como he dicho, es tan enorme que va a ser lo mismo que si meten a dos tíos a conquistar Cuenca y a otros dos Guadalajara. Como en las películas de Van Damme, con uno sujetándole la cantimplora a otro, en las que se pinta a una egión Extranjera Francesa dispuesta al sacrificio en epopeyas heroicas.

Esto a medio plazo puede ser un desastre, y lo saben. Aunque consiguieran un cierto éxito inmediato, el tiempo jugaría en su contra. Además, no están recibiendo los apoyos previstos, más allá de las palmaditas en la espalda. El ministro francés de Relaciones con el Parlamento, Alain Vidalies, se quejaba amargamente de la escasa movilización de los europeos: "Hay ausencias que son un poco lamentables", aunque reconoció que "no se puede decir que Francia esté sola".

Han encajado otro revés importante. Mientras el gobierno de París daba por desaparecido a un soldado y por muerto a un rehén, las milicias islamistas somalíes colgaban en Twitter las fotos del cadáver del soldado galo abatido. El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, cargó como consecuencia duramente contra la publicación definiéndola como "una puesta en escena particularmente odiosa" Pertenecía a un comando integrado por miembros de la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE) y la Comandancia de Fuerzas Especiales (COS) que trató de liberar sin éxito al agente secreto Denis Allex, prisionero, ahora muerto, de los terroristas desde julio de 2009.

En Malí están ante un autentico marrón. De momento, solo el Reino Unido ha enviado algunos aviones de carga y otros países del África del Oeste soldados, que necesitaran semanas de instrucción. a cuestión es que tanto en ese Estado como en el resto del continente, por lo inmensos que son y lo mal que se han hecho las cosas, lo primero que se tendría que dar es la firme voluntad de Occidente de aflojar los lazos de la histórica explotación intensiva, evolucionando entonces hacia una colaboración justa y pactada para el beneficio los implicados.

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