Pinto es uno de los parajes situado al margen de la carretera que va desde Valverde hasta El Mocanal. El lugar tiene de característico que está constituido por un terreno donde la productividad, al menos en el momento que sitúo la memoria de años, era alta y exquisita. Higueras, morales, millo, papas, viñas, durazneros, cebada y trigo.

Se reunían en into las estaciones del año dadas las diferentes épocas en que se recogían los productos que nos ofrecía. Desde la trilla del trigo hasta la vendimia. No se iba hacia allí en coche, generalmente cuando se tenía un burro en las casas se disponía de él y con las alforjas se trasladaba lo que estaba maduro para poder comer; y cuando no, andando y con el cesto de fruta metido dentro de un talego para que el viaje fuera lo más leve posible.

into podía considerarse el lindero entre Valverde y El Mocanal. Recuerdo en las fincas aledañas, en la época de la recogida o plantación de cualquier fruta o grano, aquellos cantares de la juventud de El Mocanal, que, con elegancia, en el trabajo disfrutaba a la vez entonando isas , folías y algún que otro corrido mejicano.

Era otra época, no cabe duda. Hoy la carretera asfaltada, y no de tierra como era anteriormente, es transitable a cada minuto del día por coches y camiones, sobre todo, por los que van a la búsqueda del túnel que conduce a El Golfo lo que ha motivado que into se haya quedado, al menos así lo siento, marginado, aunque tenga alguna que otra vivienda en su solar; pero no es el into que nos animaba a madrugar para traer a casa fruta o para oír las canciones de las chicas de El Mocanal que habíamos conocido días atrás en la fiesta de San Lázaro, o en el baile del casino de Tenesedra.

into, como otros parajes de la isla, sigue ahí con su cedro y araucaria vigilantes, igual que siempre; da la sensación de que por ellos no ha paso el tiempo y conservan el frescor de la bruma rociada o el ligero temblor por la brisa del viento.

Fueron referencia más de una noche, cuando con las bicicletas y con la luz tenue de una pequeña dinamo movida por las ruedas íbamos con todo el entusiasmo el mundo a los bailes de El Mocanal.

Y al fondo se extendía el Arinez y Jamones, formando un conjunto en la memoria donde desfilan personajes destacados donde no puede faltar en primera fila mi tío don José, "el Cura", gran benefactor y rico hacendado porque fue el heredero único de aquel médico herreño que lo fue de La Laguna, Quintero Magdaleno, descendiente del virrey de Manila.