AUNQUE parezca una pesadilla, una losa de gran peso ha caído en el Realejo Bajo, que está más solo y humillado que nunca por parte del ayuntamiento y de los políticos que nos gobiernan. Sólo les vemos la cara, cuando hay actos religiosos o populares, con el fin de salir en la foto o para que las gentes los vean; de resto, se están olvidando con demasiada frecuencia de una parte muy importante de Los Realejos que se llama Realejo Bajo.

El casco histórico que nos queda está ido de la mano de tantos "ingeniosos".

La zona BIC está olvidada totalmente, con un parque popularmente conocido como "Parque de los Perros", obra faraónica de CC y sus lumbreras, donde don Ricardo Melchior acudió en su día a su inauguración y a cortar la cinta junto al alcalde, en una mañana solitaria, gris y de triste recuerdo.

El lugar sigue siendo el mismo. El abandono es lamentable, pero ahora unos "chufletes" aparatos llamados "baja el colesterol" decoran el solitario parque, donde los perros acuden a realizar sus necesidades. Mientras tanto, los servicios públicos del quiosco (baños) no aparecen ni se construyen. ¡Qué bajo nos están dejando! La crisis, la culpable, señores y señoras.

Y mientras, de reojo, contemplamos la triste estampa del casco histórico del Realejo Bajo. La asociación vecinal busca un presidente que mueva las viejas ruedas del molino, o de los viejos molinos que en este lugar existieron.

Todo ello, fruto de una parálisis existente de quienes aquí viven. Una asociación vecinal estancada y paralizada por el capricho de un grupo de personas, que hace tres años, llenas de euforia, querían conquistar al Realejo Bajo para que no desapareciera el "chiringuito", pero la realidad es otra: ningún forastero puede sentir algo por lo que no lo es suyo. Y el actual presidente pretende que lo saquen en carroza de donde nunca se tuvo que haber metido.

Ahora, y con el paso de estos años de pleno abandono, contemplamos cómo la asociación vecinal Las Dos Palmeras, del Realejo Bajo, entierra el pico.

Se nota que la vecindad está de acuerdo, al igual que lo demostró en la fusión de los dos Realejos. Todos quieren ser ajenos a los acontecimientos vividos, pero por mucho que se quieran disimular, ahí están. Y lo presente da fe. El testimonio no puede ser más claro y contundente: el Realejo Bajo tiene lo que se merece. Caña. Pero también es verdad que todo aquel que duerme con niños, amanece mojado.

Mientras tanto, el recibo de la luz eléctrica sube, así lo ha querido Zapatero. Nosotros, a pagar la factura, que es lo nuestro. Otros aluden a la cesta de la compra y otros menesteres de primera necesidad. Todo consecuencia de una crisis que no era tal, como señaló un borrego en un debate televisado. Ahora nos damos cuenta de que también por la boca muere el pez.

Mientras tanto y en plena crisis, vete a la librería en busca de material escolar para el niño. La factura se la pasas al gobierno, no sé si al regional o al de Madrid, en cualquier caso, ¡pasa la factura, Lucas, que ya veremos quién la paga!

Esta es la España democrática que tenemos. Vívela. Disfrútala. Cómetela. ¡Buen provecho!

Y otra cosa: ¿sabes lo que dijeron Panchita y Servando en las fiestas de Tigaiga?: que el Realejo Bajo estaba mancado, porque el presidente de la asociación vecinal se lo había cargado. Y los vecinos sin enterarse.