Una nueva entrada masiva de medio millar de subsaharianos (la mitad de los que lo intentaron) por la valla de Melilla, una de las más importantes que ha registrado la ciudad, agrava la difícil situación del Centro de Estancia Temporal de inmigrantes (CETI), con una cifra récord de más de 2.300 personas acogidas en una instalación con capacidad para 500.

El salto se produjo ayer a primera hora, en un punto del perímetro próximo al puesto fronterizo de Barrio Chino, donde no está instalada en la valla la malla antitrepa, un sistema que impide a los inmigrantes trepar por la verja porque no permite introducir los dedos.

Nada más producirse el salto, el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, se desplazó a la ciudad autónoma junto a la secretaria de Inmigración, Marina del Corral. Sobre el terreno, visitaron la parte del perímetro por la que se produjo la entrada, donde el vallado quedó dañado.

Martínez anunció que para tratar de contener estas entradas masivas se va a acelerar la colocación de la malla antitrepa, por lo que se espera que en cuestión de días esté instalada en todo el perímetro, al tiempo que se va a reforzar la presencia de agentes destinados a la vigilancia fronteriza con dos grupos de las Unidades de Intervención Policial (UIP), lo que supone cien policías más.

El número dos de Interior alabó el trabajo de la Guardia Civil, arremetió contra las mafias, demandó implicación de la Unión Europea en su frontera sur y reconoció la "permanente y estrecha" colaboración de Marruecos.

Precisamente, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, mantuvo una conversación telefónica con su homólogo marroquí, Mohamed Hassad, para analizar la fuerte presión migratoria en la frontera de Melilla. Ambos evaluaron los mecanismos de coordinación de las fuerzas de seguridad de los dos países para implementar medidas de control.

Además de la labor de contención, los esfuerzos se centran ahora en dar la mejor atención posible a los inmigrantes acogidos en el CETI, en tanto se trata de agilizar los traslados a la península.

En lo que va de año, casi 1.800 inmigrantes han salido de Melilla, una media de 75 por semana, cifra insuficiente para aliviar la saturación. Las tiendas de campaña se han multiplicado en el exterior del CETI, aunque también las hay en el interior, con el objetivo de dar un techo, aunque sea de tela, a todos los que van llegando.

Entre los "recién llegados" ayer se encuentra la segunda mujer que ha logrado saltar la valla, después de que en febrero lo consiguiera una inmigrante camerunesa.

Para los inmigrantes, la situación del CETI entra dentro de una normalidad, un tanto desordenada, pero los más afectados son los trabajadores del centro. Entre ellos se encuentran unos 43 vigilantes de seguridad que, al complicado y tenso trabajo -hay un vigilante de turno por cada 200 inmigrantes- suman el hecho de llevar dos meses sin cobrar.

Ayer aprovecharon la presencia de cámaras ante el CETI para airear su situación y denunciar que, mientras en el centro se da de comer a 2.000 personas, las neveras de sus casas "están vacías".