La falta de preparación física o técnica y las negligencias causan la gran mayoría de las actuaciones de la Sección de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil, que ha socorrido a senderistas en chanclas, montañeros novatos o incluso aventureros que querían subir al Mulhacén sin gafas de sol.

El reto de acercarse al pico del Mulhacén, un paseo por la naturaleza o una tarde entre amigos por un sendero de Sierra Nevada deriva de los inocentes inicios a historias con un final no tan amable que introduce en el relato a los efectivos del Sereim de la Guardia Civil para evitar la tragedia.

La falta de preparación tanto técnica como física, el material inadecuado, los despistes y las negligencias, junto a una alta dosis de temeridad, protagonizaron casi la totalidad de los rescates de esta sección de la Guardia Civil en Granada.

El Sereim efectuó en la provincia 69 operaciones en 2013 y sólo cinco se debieron a accidentes fortuitos e inevitables, especialmente por desprendimiento de piedras y caídas.

El año pasado, este cuerpo especializado de la Guardia Civil actuó en tres siniestros con fallecidos, en los tres casos con vehículos implicados y dos de ellos por cruzar cauces de ríos en alerta por altas precipitaciones y verse arrastrados por la corriente.

El Sereim ha recordado actuaciones como el rescate a un grupo de montañeros que se adentró en la montaña y recuperó fuerzas con una tortilla con marihuana, una negligencia como la cometida por cuatro senderistas que se encaminaron a un pico de la Sierra de Cazorla en pantalón corto y sin el calzado adecuado.

Animados por el sol de marzo, este grupo de jóvenes se adentró en la sierra sin el equipo adecuado y fueron rescatados de noche cerrada con temperaturas extremas, como otro grupo de jóvenes que subieron al Mulhacén sin gafas de sol y fueron rescatados con ceguera por la nieve.

Este tipo de negligencias alcanzó en la sierra granadina su máximo exponente en 2004, cuando tres jubilados holandeses murieron durante una excursión desde la Alpujarra al Mulhacén.

Esta expedición de diez personas, todos mayores de 60 años, se adentró durante una ventisca en la sierra sin el material adecuado, con un guía extranjero que no había estado antes en la zona y contra los consejos de un experto.

Para minimizar el riesgo de accidentes, el Sereim ha recomendado desarrollar actividades adaptadas a las condiciones físicas, comprobar el buen estado del equipo técnico, estudiar la ruta y las condiciones climatológicas, ir equipado y avisar a un familiar o amigo del trayecto y el tiempo previsto.

Las nuevas tecnologías se han convertido en un aliado para los rescates, como el de una norteamericana que cayó en la sierra y con un dispositivo dio la alerta a Estados Unidos, desde donde se avisó a la Cruz Roja de Madrid que alertó al Sereim.

Pero también han tenido el efecto contrario, con excursionistas o montañeros que aprenden con tutoriales y se creen capacitados para hacer descensos en rapel o escaladas con dificultad.

Uno de los rescates más curiosos lo protagonizó un joven senegalés hace ya unos años tras intentar llegar a Almería cruzando Sierra Nevada en chanclas y que fue rescatado exhausto y deshidratado tras cuatro días de travesía.

El Sereim de Granada está formado por 16 hombres especializados en montaña y los integrantes de la unidad de helicópteros, que posibilitan una actuación más rápida, y que ha participado en 46 de los rescates.