Convencido de que el medio ambiente debe ser un aliado de la actividad económica, el nuevo secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, indicó ayer que el plan de las desaladoras puesto en marcha por el Gobierno socialista fue "una improvisación de más de 2.000 millones de euros".

En entrevista con EFEverde, Ramos aseguró que, con la reforma de la Ley de Costas, no quieren enladrillar el litoral, que la política del agua es competencia del Estado, que no son partidarios de declarar protecciones, marinas y/o terrestres, contra nada y contra nadie, y que, en materia de cambio climático, se ha vendido "mucho humo" en España.

Procedente de la consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, este abogado del estado (1973) y que antes de entrar en política ejerció su profesión, entre otros, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, deja claro que se ha impuesto como obligación que el medio ambiente no se perciba como antagónico a la actividad económica.