Las patronales vasca y navarra informaron hoy de que ETA les ha comunicado el fin de la extorsión a empresarios, una de las principales vías de financiación de la banda terrorista desde los años setenta.

El presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra, José Antonio Sarría, declaró en una rueda de prensa que la carta con el anuncio de ETA, dirigida a él, llegó el pasado martes día 26.

"En ella se nos solicitaba que pusiéramos en conocimiento de los empresarios, en particular, y de la sociedad, en general, que la exigencia del pago del ''impuesto revolucionario'', como ellos le llaman, ha quedado cancelada", manifestó.

La comunicación añade que esa decisión es "una consecuencia del alto el fuego permanente y de carácter general en vigor desde el día 10 de enero".

El comunicado mediante el que ETA anunció un alto el fuego de "carácter general, permanente y verificable" apuntaba la idea de que al cese de los atentados se sumaba también el fin de la extorsión a los empresarios.

De hecho, según Sarría, desde el pasado octubre no le consta que ningún empresario navarro haya recibido cartas de ETA reclamando dinero.

También la patronal vasca Confebask recibió una carta de ETA en el mismo sentido para los empresarios de Euskadi, informaron fuentes de la entidad.

El presidente de Confebask, José Miguel Lazpiur, había reconocido en diferentes comparecencias públicas a lo largo de los últimos meses que, desde el anuncio del alto el fuego, no tenía constancia de que se hubieran recibido nuevas cartas de extorsión.

Fuentes de la Confederación Empresarial Vasca consideran este hecho "positivo y esperanzador", pero insisten en que es necesario mantener la prudencia.

Sarría explicó que antes de dar a conocer hoy el contenido de la carta a la opinión pública, se comprobó por los medios habituales la autenticidad de la misma y se informó al Gobierno.

Un reciente estudio del catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense Mikel Buesa cifra en 115 millones de euros lo obtenido por ETA entre 1978 y 2008 mediante el chantaje a los empresarios.

La banda terrorista, tras constatar en sus primeros años de actividad armada que los robos de sucursales bancarias eran demasiado arriesgados y escasamente rentables, comenzó a extorsionar a empresarios reclamándoles una cantidad de dinero bajo la amenaza de atentar contra ellos, su familia o sus bienes.

Inicialmente la extorsión se centraba en los grandes banqueros y empresarios, pero con el paso de los años se amplió hasta alcanzar a otros colectivos, entre ellos pequeños industriales o profesionales liberales.

Las víctimas entregaban el dinero en el País Vasco francés, pero a medida que aumentaron las dificultades en Francia para los terroristas, cambiaron los procedimientos.

Las dos redes de extorsión desmanteladas en los años noventa utilizaban, según constataron las investigaciones, locales de organizaciones legales relacionadas con la izquierda abertzale para cobrar a sus víctimas.

También cambió el modo de pago del chantaje. Mientras que inicialmente el dinero iba directamente y en metálico a ETA, posteriormente se emplearon modalidades más sutiles, como la esponsorización de determinadas actividades o las inversiones publicitarias en algunos medios.

La primera operación que reveló la importancia de la extorsión en las finanzas de ETA fue la efectuada por la policía francesa en la cooperativa "Sokoa" de Hendaya (Francia) en noviembre de 1986.

Investigaciones posteriores pusieron de manifiesto una red, que operaba supuestamente desde hacía veinte años, mediante la que ETA invertía parte del dinero obtenido en una sociedad radicada en Liechtenstein.

En anteriores treguas, ETA no interrumpió su extorsión.- EFECOM

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