E L CASTIGO de la primera derrota en casa vino de la mano de un buen equipo. Los visitantes demostraron, en el día de ayer, ser un candidato a todo. No solo por lo que hicieron sino también por lo mucho que no dejaron hacer al Canarias. Y casi tiene más mérito lo segundo que lo primero.

Hicieron un partido muy serio alargando casi todas las posesiones. El movimiento de bloqueo y continuación es una garantía con Starosta de protagonista o de actor secundario, esperando la inversión del balón. Muy pocos malos tiros, lo que hacía que los locales no pudiesen correr salvo en contadas ocasiones.

Y no dejaron hacer muchas cosas al líder. Se podría leer el partido como un accidente de los de Alejandro Martínez que no llegaron a sesenta puntos cuando hasta ahora tenían una media de anotación cercana a la centena. Que tampoco es normal el hecho de que Richi Guillén haya valorado cero, en los más de treinta minutos que estuvo en pista. O que Albert Sábat solo haya anotado una canasta en juego. Pero mucho de lo que no pudo hacer ayer el conjunto tinerfeño, también habría que anotarlo en el haber de los navarros. El visitante que mejor ha jugado este año en el Santiago Martín.

Derrota justa y que no debe dramatizarse. El equipo viene avisando que va algo limitado de efectivos. Que en no pocas ocasiones se advierte una diferencia de prestaciones entre titulares y muchos de los que vienen del banquillo, algo que habría que ir mitigando en este segundo tramo de Liga. Que la ausencia de Levi es un contratiempo considerable que el grupo ha ido solucionando mejor de lo esperado. Que las molestias de Richi o de Jakim no pasan desapercibidas.

Ahora bien, este revés podría servir para no seguir haciendo cábalas pensando en la temporada próxima y para que el entorno asuma la derrota con humildad. El equipo no es superior a otros muchos como para pensar en una travesía sencilla. Tal vez sea mayor el mérito de una primera vuelta sobresaliente que la obligación, por plantilla, de ser líder, y además, destacado.

Tiene obligaciones. Posee excelentes jugadores. Asumen que son candidatos a terminar primeros y con esa presión conviven. Pero es necesario un ejercicio de coherencia temporal para afrontar los casi cinco meses que quedan de competición y los, al menos, dieciséis encuentros, a cada cual más exigente, que le queda a este grupo por disputar.

En los últimos choques está costando ganar. Se han perdido dos de esos tres. El premio para el que termine ganando es tan grande que no puede ser fácil alcanzar ese objetivo.