Delcidio Amaral, a quien el Senado brasileño despojó hoy de su mandato por corrupción, era un legislador con tan amplio tránsito, tanto en el Gobierno como en la oposición, que terminó salpicando a ambas partes en el escándalo de los millonarios desvíos en la petrolera estatal Petrobras.

Amaral, el primer senador arrestado en pleno ejercicio de su mandato en la historia de Brasil y el tercero en ser destituido por sus propios colegas, era considerado como "el más tucano de los petistas", por ser un dirigente del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) con puertas abiertas en el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), la mayor fuerza de la oposición y cuyos miembros son conocidos como "tucanos".

La capacidad de este exjefe del Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff en el Senado de actuar con desenvoltura entre bastidores de las dos fuerzas rivales históricas fue determinante para que su confesión ante el juez que investiga las corruptelas en Petrobras terminara salpicando a griegos y troyanos.

Amaral, destituido por sus coletas por 74 votos a favor y ninguno en contra, fue arrestado en noviembre pasado luego de que un exdirigente de Petrobras divulgara un audio en que el senador le ofrecía un soborno a cambio de su silencio para evitar que colaborara con la Justicia en las investigaciones sobre los desvíos en la estatal.

Pocos meses después de ser detenido por obstrucción a la Justicia, el senador llegó a un acuerdo para contar todo lo que sabía a cambio de reducciones en sus condenas e inmediatamente fue beneficiado con la libertad condicional.

A su declaración incriminatoria, toda una "bomba" política de 255 páginas, le sumó pruebas que comprometen a decenas de políticos.

Basándose en su testimonio, la Fiscalía solicitó el 3 de mayo pasado autorización para investigar por corrupción a la jefe de Estado, un puntillazo para quien está al borde de ser sometida a un juicio político destituyente en el Congreso.

Sus declaraciones también llevaron a la Fiscalía a solicitar autorización para investigar por el mismo escándalo al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, sin cuya colaboración, según el fiscal, la organización criminal jamás podría haber operado.

El testimonio justificó investigaciones contra tres ministros del gabinete de Roussef y otros 27 políticos.

La Fiscalía lo usó, además, para abrir una investigación contra Aécio Neves, candidato derrotado por Rousseff en las presidenciales de 2014, presidente del PSDB y principal líder de la oposición.

Aunque en su testimonio también puso en duda el comportamiento del vicepresidente brasileño, Michel Temer, que esta semana puede asumir la Presidencia en caso de que el Senado decida abrir un juicio político a la jefe de Estado, la Fiscalía aún no lo ha incluido en ninguna investigación.

Pero sí inició procesos contra sus principales correligionarios en el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), incluyendo al hasta hace poco presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, cuya actuación a favor de la destitución de Rousseff fue determinante para abrirle paso a Temer hacia la presidencia.

Antes acogido por los diferentes partidos, Amaral, originario de Corumbá, ciudad del estado de Mato Grosso do Sul, en la frontera con Bolivia, ahora es rechazado por todos.

Amaral, ingeniero eléctrico, inició su carrera política en eléctricas estatales que le permitieron escalar hasta llegar a ser viceministro de Minas y Energía y consejero del gigante minero Vale.

En el gobierno de Itamar Franco fue ministro de Minas y Energía y en el de Fernando Henrique Cardoso director de Gas y Energía de Petrobras, cargo que ejercía como cuota del PSDB pese a no estar afiliado al entonces partido oficialista.

Fue precisamente en este cargo, entre 2000 y 2001, cuando conoció a los directores de Petrobras implicados en el escándalo y que lo señalaron como uno de los beneficiarios de los desvíos.

En 2001, cuando el Gobierno de Cardoso tocaba a su final, asumió como secretario de Infraestructura de la gobernación de Mato Grosso do Sul, entonces bajo el comando del PT, y se afilió al partido.

Esa aproximación le permitió ser postulado por el PT al Senado en 2002, cuando Lula fue elegido presidente por primera vez.

Amaral nunca escondió sus amistades con los "tucanos", incluyendo a Aécio Neves, pero simultáneamente se fortaleció como dirigente del PT, al punto de que, pese a su derrota en las elecciones de 2014 en que intentó conquistar el gobierno de Mato Grosso do Sul, Rousseff lo nombró su vocero en el Senado, además de ser presidente de la Comisión de Asuntos Económicos de la Cámara Alta.

Fue precisamente el gran poder de articulación y la labia de este parlamentario, que cita salmos y canciones de rockeros brasileños en sus conversaciones, lo que terminó sirviendo de anzuelo para que la Justicia lo pescara.

Para intentar convencer a un director de Petrobras de que no lo denunciara y de que no comprometiera al Gobierno, supuestamente a petición de Lula, Amaral dijo, sin saber que era grabado, que tenía amigos y conocidos no sólo en el Ejecutivo sino también en el Tribunal Supremo que podrían ayudarlos.