Turquía se enfrentó ayer al desafío de gestionar una enorme oleada de refugiados kurdos de la vecina Siria, que alcanza ya unas 130.000 personas, y evitar al mismo tiempo que turco-kurdos se unan a los combates al otro lado de la frontera.

La jornada en la zona fronteriza entre Turquía y Siria cerca del pueblo de Suruc fue de alta tensión, y las fuerzas de seguridad turcas recurrieron a gases lacrimógenos y cañones de agua a presión para dispersar a manifestantes que pretendían cruzar la frontera para luchar con las milicias kurdas en el país árabe.

Cientos de jóvenes kurdos llegaron en los últimos días procedentes de varias partes de Turquía para intentar pasar a la ciudad sirio-kurda de Kobane, conocida en árabe como Ayn al Arab, y luchar allí contra el grupo yihadista "Estado Islámico" (EI).

Esos jóvenes llegaron tras un llamamiento de la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) para luchar contra los yihadistas, que han capturado un centenar de pueblos kurdos en Siria y se teme que perpetren una matanza contra los civiles.

Los jóvenes apedrearon ayer a las fuerzas de seguridad, que no les permitían cruzar las fronteras para unirse a las milicias kurdas en Siria, consideradas por su secularismo como "apóstatas" por los radicales de EI, como se vio en las imágenes retransmitidas en directo por las televisiones turcas.

Según datos oficiales, al menos unos 130.000 ciudadanos sirios se han puesto a salvo en Turquía desde que las autoridades abrieron la verja frente a Kobane, aunque el diario turco Hürriyet eleva ayer esa cifra a unos 200.000 desplazados.

El viceprimer ministro turco, Numan Kurtulmus, advirtió de que el número de refugiados podría crecer hasta "cientos de miles".

Aunque la guerra civil en Siria ya ha empujado a más de un millón de personas a buscar refugio en Turquía en los últimos tres años y medio, la llegada de un número tan elevado de desplazados en cuatro días es un fenómeno inédito.

"No sabemos cuántos pueblos más pueden ser atacados, ni las personas que pueden buscar refugio", dijo Kurtulmus.