El Ejército israelí inició ayer la operación militar bautizada como "Margen Protector" contra el movimiento islamista Hamás en Gaza, que prevé "larga e intensa" y que en sus primeras horas causó la muerte a dieciocho personas, muchas de ellas civiles.

Según fuentes médicas en la franja, entre los fallecidos hay tres niños y seis milicianos, tres pertenecientes a las Brigadas Azedim al Kasem, brazo armado de Hamás, y tres al movimiento radical palestino Yihad Islámica.

Además, cerca de 80 civiles resultaron heridos en bombardeos aéreos, en respuesta al lanzamiento de cerca de un centenar de cohetes desde la franja contra diversas poblaciones del centro y el sur de Israel, que está bajo alerta roja.

Pocas horas después del inicio de la tercera operación contra Hamás desde que este grupo asumiera el control de Gaza en 2007, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, confirmó los negros augurios, al asegurar que se prevé una campaña bélica "concienzuda, larga, continua y dura".

El jefe del Gobierno se reunió en Tel Aviv con los principales responsables de Seguridad para valorar las diferentes opciones, entre las que destaca la posibilidad de una operación terrestre a gran escala.

Una alternativa que empezó a tener visos de realidad escasas horas más tarde, después de que el Gobierno votara a favor de la movilización de 40.000 reservistas que se incorporarán a filas en los próximos días de forma escalonada.

La medida fue solicitada por el jefe del Estado Mayor israelí, general Benny Gantz, y con ella el Ejército pretende facilitar que estas unidades tomen parte en misiones que en la actualidad desarrollan fuerzas regulares, para permitir que estas se empleen en la ofensiva iniciada anoche.

Su objetivo principal es reforzar a las tropas regulares de infantería y artillería desplegadas desde el pasado fin de semana en el perímetro de la franja y mejorar la operatividad de unidades.