Los talibanes no concurrirán a los comicios de mañana en Pakistán, pero intervendrán en ellos con los ataques selectivos que perpetraron en la campaña previa y que, según expertos, influirán en el resultado que arrojen las urnas.

La violencia talibán ha tenido como blanco a los partidos de la coalición liberal saliente y esquivó a los de discurso más conservador, antinorteamericano y dialogante con los insurgentes, y que parten como favoritos para liderar la nueva mayoría en el poder.

Cercana a Afganistán y corazón de la comunidad pastún local, Peshawar ha sido una de las ciudades más golpeadas por los atentados llevados a cabo en las semanas anteriores a la cita electoral y que segaron la vida a más de un centenar de personas en todo el país. En contraste con otros centros urbanos paquistaníes, en Peshawar son habituales las mujeres con burka, prenda que las cubre de la cabeza a los pies, y los hombres de luengas y cuidadas barbas, en ambos casos señas de identidad de los pastunes del vecino país en guerra. Como los talibanes afganos, los paquistaníes son pastunes. Y tienen como programa la islamización del régimen. "Nos atacan porque rompemos su agenda", dijo a Efe Syed Aqil Shah, ex senador nacional y candidato por Peshawar en las elecciones regionales -que se celebran con las generales-, del Partido Nacional Awami (ANP), uno de los que más ha sufrido la violencia insurgente. El ANP cuenta con base popular pastún pero es secular, lo que le ha situado en el punto de mira talibán junto a otras dos principales formaciones de la coalición hasta ahora gobernante, el Partido Popular de Paquistán (PPP) y el Muttahida Quami Movement (MQM).