Matemáticos, contables, ingenieros informáticos, auditores, abogados, economistas y hasta miembros en excedencia de la Policía y la Guardia Civil, entre otros, forman el equipo multidisciplinar con el que un auditor "forensic" investiga presuntos fraudes, como lo hará KPMG en el caso de Pescanova.

Los integrantes de estos equipos, que se nutren de especialistas en función del tipo de investigación necesaria, tienen en común poseer conocimientos para detectar, investigar y rastrear las irregularidades que se puedan dar en la empresa que investigan.

Esta labor la puede encargar tanto la propia compañía, como en el caso Pescanova, o un juzgado, pero en cualquiera de los casos, se detecte o no se detecten presuntos fraudes e irregularidades y, con el objetivo de preservar su independencia, el trabajo realizado por el auditor "forensic" siempre se cobra, los honorarios no están vinculados al resultado.

Entre los objetivos figura detectar malversación de activos, apropiación indebida o falsedad contable, entre otros, y para ello analizan la contabilidad, las auditorías, los estados financieros y la memoria de la compañía.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha abierto un procedimiento sancionador a Pescanova y a su presidente, Manuel Fernández de Sousa, tras no presentar en forma las cuentas de 2012 y ocultar durante meses que había vendido un 7 % de la participación que posee en la empresa.

Pescanova, que se encuentra en concurso de acreedores, ha admitido la existencia de pasivos ocultos, que aún no ha cuantificado y de los que no ha informado a su consejo.

Los equipos de "forensic" también someten bajo su lupa las denominadas "evidencias difíciles"; es decir, rastrean todo tipo de soporte tecnológico y digital, "que siempre deja rastro o huella", según fuentes conocedoras de los trabajos de estos equipos.

Analizan, asimismo, correos electrónicos e información pública relevante, e incluso realizan entrevistas con empleados de la compañía, con el objetivo de recabar la máxima información posible,

Pero, ¿cuál es el perfil de un defraudador?, los expertos aseguran que suelen ser reincidentes, "que han visto que lo han hecho una vez y no ha pasado nada, y en general llevan una media de cinco años defraudando".

Estos defraudadores, han añadido las mismas fuentes, ocupan puestos clave en la compañía y cuentan con poder de decisión, por lo que son mandos con puestos medios, altos y muy altos.

El fraude se define como "el engaño intencional que sustrae valor a una organización", según los autores del libro "Gestión del riesgo de fraudes e irregularidades empresariales", Richard H. Girgentu y Timothy P. Hedley, ambos máximas autoridades del departamento de "forensic" de la auditora KPMG.

Para ellos siempre hay tres condiciones presentes cuando se produce un fraude: la oportunidad, la presión o el incentivo y la racionalización.

Los autores del libro relacionan la existencia de este triángulo del fraude con la presentación de informes financieros, y afirman que, generalmente, cuando estos se presentan de forman fraudulenta se debe a algún tipo de presión.

Entre los dos tipos de presión más reconocidos, aluden al "deseo de lograr beneficios trimestrales", lo que, en su opinión, ilustra hasta qué punto pueden ejercer presión las expectativas de los analistas, que son ajenos a las compañía.

La segunda más frecuente es la amenaza para la posición financiera personal del empleado, es decir, la remuneración y bonificación en consonancia con los resultados por él logrados.

En relación al fraude y la malversación de activos, destacan que la mayoría está motivada por la oportunidad y que aproximadamente el 85 % de las malversaciones de activos se refieren a efectivo.

Por ese motivo, fuentes del sector plantean que es importante establecer controles, filtros y medidas de prevención en las organizaciones empresariales, así como la denominada "línea ética", que es un teléfono de contacto y puntos de acceso para evitar posibles irregularidades.

Esta línea consiste en un teléfono o buzón de correo a través del que una persona conocedora de una irregularidad en su empresa contacta con un abogado externo al que denuncia la conducta irregular, "un tipo de sistemas muy habitual en las empresas de Estados Unidos", añaden las mismas fuentes.