La Unión Europea (UE) volverá a discutir mañana la posibilidad de levantar el embargo de armas a Siria para beneficio de la oposición, tal y como reclaman Francia y el Reino Unido frente a la negativa de otros Estados miembros.

El debate sobre la conveniencia o no de permitir que los países europeos armen a la oposición al régimen de Damasco centrará la reunión informal de dos días de los ministros de Exteriores de la UE en Dublín.

La cita se produce después de que la pasada semana el presidente francés, François Hollande, y el primer ministro británico, David Cameron, se aliasen en Bruselas para reclamar al resto de líderes del bloque el fin del embargo de armas.

La respuesta, sin embargo, fue fría por parte de sus socios, que consideran en su mayoría que el suministro de armas a los rebeldes plantea más riesgos que beneficios.

Según dijo hoy una fuente diplomática europea, la propuesta franco-británica "no generó gran entusiasmo" en el resto de la UE y las posturas tampoco han evolucionado en los últimos días.

Francia y el Reino Unido cuentan sólo con el apoyo decidido de Eslovenia y una actitud positiva de algún otro país como Italia, pero han chocado con una oposición frontal de los Estados nórdicos y de Austria, según la misma fuente.

Mientras, países como Alemania y España son escépticos, aunque han mostrado una postura más abierta al diálogo.

Así, no se espera ninguna decisión en la reunión de mañana y el sábado, especialmente teniendo en cuenta que sería necesaria la unanimidad de los veintisiete miembros de la UE para levantar el embargo.

La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, tiene previsto volver a presentar a los ministros un análisis de los peligros de la medida, entre los que destacará el riesgo de contagio del conflicto, la posibilidad de que aumente la matanza de civiles y la probable negativa de Rusia a dialogar si Europa arma a la oposición, indicó la fuente.

Francia es el país que hoy por hoy insiste más en la necesidad de apoyar militarmente a la coalición opositora siria, al considerar que la vía diplomática no da frutos y que es necesario detener el conflicto de alguna manera.

"Debemos considerar que la solución política ha fracasado por ahora", defendió el pasado jueves Hollande en la cumbre europea, en la que insistió en que un aumento de la "presión militar" por parte de la oposición es la única forma de forzar al régimen de Bachar al Asad a negociar.

En un intento por tranquilizar a sus socios, el jefe del Elíseo dijo que tiene "todas las garantías" de que las armas europeas no acabarían en manos de radicales, una de las preocupaciones más repetidas por otros países.

Hollande fijó el final de mayo como plazo para tratar de lograr un acuerdo europeo, pues en esa fecha vence el actual régimen de sanciones, incluido el embargo armamentístico.

Si llegado ese punto sigue sin haber un consenso para permitir la entrega de armas, París ya ha dejado claro que estaría dispuesto a hacerlo por su cuenta.

Londres, mientras tanto, también ha dicho que se plantearía hacer uso de su soberanía, aunque por ahora el Gobierno de Cameron asegura no tener intención de armar a los rebeldes más allá de los equipos "no letales" -como vehículos blindados- que ya facilita.

En su favor, Francia y el Reino Unido tienen la fecha de vencimiento del régimen de sanciones, que necesita de una decisión unánime para su ampliación.

Fuentes comunitarias reconocen que, si los dos países quieren ir a una "negociación dura", por esa vía "tienen una buena opción" para presionar al resto de Estados con la amenaza de dejar caer todo el paquete, que incluye importantes sanciones económicas, comerciales y financieras.