El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció ayer un inesperado acuerdo para la formación de lo que se convertirá en el mayor Gobierno de unidad de la historia del país, con la entrada del principal partido de la oposición, Kadima.

La decisión implica la cancelación de las elecciones anticipadas para el 4 de septiembre, y se produjo un día después de que el Ejecutivo las propusiese formalmente y el Parlamento comenzase a debatir la convocatoria.

"Cuando vi que la estabilidad se desgastaba, estaba dispuesto a ir a elecciones, pero cuando vi claro que podía formar un Gobierno muy amplio, el más amplio de la historia, entendí que podía conservar la estabilidad sin ir a elecciones", justificó ayer Netanyahu en una multitudinaria rueda de prensa conjunta con el líder del Kadima, Shaul Mofaz, en la sede del Parlamento.

En base a los términos del acuerdo pactados entre ambas formaciones, Kadima, el partido más votado en las elecciones de 2009 con 28 escaños (entonces de la mano de Tzipi Livni), pero que no formó Gobierno, entra en la coalición derechista que rige el país y se compromete a apoyar sus políticas.

Así y, si no se producen rupturas hasta los próximos comicios, previstos para octubre de 2013, el país estará en manos de una coalición de 94 de los 120 miembros de la Kneset formada por Likud (derecha), Kadima (centro-derecha), Israel Beitenu (ultranacionalista), Shas (ultraortodoxos sefardíes) y otros partidos menores religiosos y de extrema derecha, así como Atzmaut, la formación de Ehud Barak.

Oportunidad histórica

Shaul Mofaz, líder del partido desde que ganó a Livni las primarias en marzo, será nombrado viceprimer ministro, ministro sin cartera y miembro del gabinete de seguridad.

El líder del Kadima insistió en que no le interesa "puesto" alguno e incluso rechazó una oferta de Netanyahu al respecto, sino "aprovechar la oportunidad histórica" de sacar adelante "temas clave" en un momento en que el país atraviesa una "encrucijada existencial".

Los dos primeros son el reemplazo (obligado por el Supremo) por un texto "justo y equilibrado" de la ley que exime a los judíos ultraortodoxos del servicio militar, obligatorio para el resto de judíos israelíes, y la "reforma del sistema de Gobierno", apuntó Netanyahu.

El resto son la cuestión presupuestaria y socio-económica e "intentar hacer avanzar un proceso de paz responsable que preserve la seguridad de Israel", agregó.