Después de 18 días de protestas en su contra, que ha causado unos 300 muertos y miles de heridos, finalmente el pueblo egipcio logró ayer que su presidente, Hosni Mubarak, dimitiera tras 30 años en el cargo. Mubarak cedió los poderes al Consejo Supremo del Ejército después de que el jueves anunciara su traspaso al vicepresidente, Omar Suleiman.

Los próximos pasos que dará el Consejo Supremo del Ejército será disolver el Gobierno y las dos cámaras del Parlamento egipcio y gobernar con el presidente del Constitucional. La esperada noticia fue recibida con júbilo por los cientos de miles de manifestantes congregados, un día más, en la plaza Tahir, quienes se mostraron confiados en que Egipto entró ayer, 11 de febrero, en una "nueva era" que vivirá un punto de inflexión con la convocatoria, este mismo año, de elecciones libres.

"Durante estas circunstancias tan difíciles que está atravesando Egipto, el presidente Hosni Mubarak ha decidido dimitir del cargo de presidente de la República". Así lo explicó Suleimán en un escueto mensaje leído en la televisión estatal. Mubarak no se despidió del pueblo y fue Suleiman el encargado de hacer el anuncio a los 80 millones de egipcios, varios millones de los cuales se habían echado a las calles ayer para pedir con más contundencia que hasta ahora su renuncia.

Asimismo, "ha encargado al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que administre los asuntos del país", precisó Suleiman en un mensaje de 30 segundos.

El anuncio se produjo tras conocerse que Mubarak se había trasladado con su familia a Sharm el Sheij, en la península del Sinaí.

La dimisión de Mubarak tuvo lugar después de la decepción que provocó el jueves su mensaje en el que decía que se mantenía en el cargo pero cedía sus poderes a Suleimán. El último anuncio colmó de felicidad a los cientos de miles de egipcios que llevan congregados desde hace 18 días en la plaza Tahir, en el centro de El Cairo.

Tras conocer la noticia, cientos de miles de egipcios celebraron en las calles el fin de las tres décadas en el poder del presidente.

A lo largo del día, miles de personas se habían concentrado también frente al palacio presidencial y a la sede de la televisión estatal en El Cairo, insistiendo en su petición de que Mubarak dimitiera. También hubo protestas multitudinarias en Alejandría, la segunda ciudad del país, y en otros puntos del país.

En las inmediaciones de la televisión estatal, algunos manifestantes estrecharon las manos de los soldados, precisamente después de que se supiera que será el Consejo Supremo militar quien pilote la transición político.

El líder opositor egipcio, Mohamed ElBaradei, declaró que es "el mejor día" de su vida y se ofreció a colaborar con el Ejército en la preparación de elecciones "justas y libres". "Hemos estado esperando décadas por este día. Todos estamos deseando trabajar con el Ejército para preparar unas elecciones justas y libres", dijo.

Por otro lado, un alto responsable de los Hermanos Musulmanes, el mayor grupo opositor en Egipto, destacó que los egipcios han conseguido su principal objetivo con su "revolución" y calificó la dimisión del presidente de "día de la victoria". Katatni precisó que el grupo opositor está a la espera de conocer los próximos pasos del Consejo Supremo del Ejército.