El Parlamento de Hungría aprobó ayer con gran mayoría una polémica ley que grava con un impuesto a la banca, las compañías de seguros y los fondos de inversión, con el que el Gobierno del conservador Orbán espera recaudar unos 700 millones de euros de este año.

La nueva tasa fue aprobada con 301 votos a favor y sólo 12. Orbán espera poder evitar impopulares medidas de ahorro y lograr del sector fi-nanciero el equivalente al 0,8% del producto interior bruto que le ayude a no superar el 3,8% de déficit presupuestario acordado como límite con el FMI y la UE.