El Gobierno provisional de Kirguizistán, desbordado por la ola de violencia étnica que azota la ciudad de Osh, donde según datos oficiales en los últimos dos días han muerto al menos 65 personas y más de 900 han resultado heridas, pidió ayer a Rusia el envío de fuerzas de paz.

El anuncio fue hecho por la presidenta interina de esa antigua república soviética en Asia Central, Rosa Otunbáyeva, informó desde Biskek, la capital kirguís, la agencia oficial rusa Itar-Tass.

Otunbáyeva agregó que las autoridades kirguises están dispuestas a comenzar en cualquier momento las conversaciones con Moscú sobre su misión de paz en Osh.

No obstante, Tatiana Timakova, la portavoz del presidente ruso, Dmitri Medvédev, afirmó que el conflicto en Kirguizistán es un asunto interno y "Rusia aún no ve condiciones para participar en su arreglo".

Aún así, la Comisión Europea decidió ayer enviar un experto en ayuda humanitaria a Kirguizistán para valorar las necesidades humanitarias.