El primer ministro del Gobierno de transición somalí, Omar Abrirashid Ali Sharmarke, prometió hoy que erradicará la piratería para 2011, aunque justificó esas prácticas al presentarlas como acciones de simple supervivencia.

En un discurso pronunciado en Chatham House, el Instituto de Relaciones Internacionales de Londres, el político somalí dijo que acabará con la piratería en el norte mediante una campaña civil y de información que se apoyará en "el imperio de la ley y nuevas capacidades militares y policiales".

"Esa demostración de potencial del Gobierno en el norte preparará las condiciones para la derrota militar de los insurgentes en el sur en 2012", aseguró.

Según Ali Sharmarke, la piratería se erradicará ofreciendo a los piratas y a las comunidades a las que apoyan "oportunidades de negocio sostenibles" y demostrando, al mismo tiempo, "la voluntad y capacidad de proteger las aguas somalís de la explotación extranjera".

El jefe del Gobierno de transición se quejó de que en el extranjero la piratería se perciba sólo como "una actividad criminal", pues en realidad se trata "de una medida desesperada de supervivencia y, en muchas comunidades de la costa, la única fuente viable de ingresos".

"Quiero que acabe", dijo Ali Sharmarke, quien recordó, sin embargo, "cuán humanamente tratan (los piratas) a las tripulaciones" a las que capturan y dijo que "un 30 por ciento de cada rescate se utiliza para apoyar a la comunidad local".

"Los piratas no hacen sino llenar un vacío de gobierno y de liderazgo. Responden a la pérdida de sus medios (normales) de subsistencia. Muchos de esos piratas eran antes pescadores exitosos y volverían a serlo, si se les diera la oportunidad", agregó.

El político somalí criticó que "muchos países" estén pescando "ilegalmente" en aguas somalís y señaló que el valor de las capturas obtenidas en las aguas del país africano alcanza cientos de millones de dólares cada año.

"Es totalmente inaceptable que esos países, muchos de los cuales dicen querer ayudar a Somalia, hagan la vista gorda ante lo que no es sino un robo", denunció Ali Sharmarke.

"Sobre todo -agregó- cuando ese robo impide a miles de somalís salir de la pobreza y abandonar la piratería y cuando el pago de licencias de pesca internacionales permitiría a mi Gobierno reconstruir el país".

El político somalí pidió que se apoye la reivindicación por su país de la Zona Económica Exclusiva que le corresponde, se ponga fin a las capturas ilegales y los pesqueros paguen una licencia internacional de pesca.

Asimismo, abogó por que se reconozca el derecho del Gobierno somalí a patrullar las aguas del país y se respeten sus esfuerzos tendentes a una gestión sostenible de la pesca en las mismas.

Ali Sharmarke dijo que la cooperación entre la UE, la OTAN, las Fuerzas Marítimas Combinadas, China, la India, Japón, Malasia y Rusia es "un ejemplo de lo que se puede lograr cuando la comunidad internacional se enfrenta a una amenaza real".

Al mismo tiempo, sin embargo, recordó a esos países que la presencia naval frente a las costas somalís es "un compromiso muy costoso".

Precisó que el costo de ese compromiso por tres años es probablemente diez veces lo que valdría implementar el plan de paz y estabilidad de su Gobierno en ese mismo período.

El líder somalí denunció, por otro, lado la presencia del grupo militante Al Shabab en Somalia y dijo que su posición "es fuerte, pero no invencible".

Según Ali Sharmarke, la influencia de Al Shabab está creciendo, como ocurre con los talibanes, gracias a un clima de pobreza y de falta de gobierno, y ese conflicto amenaza, alertó, a toda la región.

"Si la piratería se convirtiese en una fuente de financiación para Al Qaeda, como es la droga para los talibanes, la toma del Estado sería inminente, y Somalia no puede correr el riesgo de caer en manos de Al Qaeda del mismo modo en que Afganistán se convirtió en santuario de Al Qaeda en los años noventa", advirtió.