El presidente de Costa Rica, Óscar Arias, mediador en el conflicto político de Honduras, presentó ayer a las partes una propuesta de siete puntos para solventar la crisis en ese país que contempla la restitución condicionada de Manuel Zelaya en la presidencia, en una mediación que compite contra el tiempo para arrojar resultados positivos.

Fuentes oficiales informaron de que otras de las propuestas del mandatario y Premio Nobel de la Paz 1987 son "la conformación de un gobierno de unidad y reconciliación nacional compuesto por representantes de los principales partidos políticos".

La tercera opción planteada a las comisiones enviadas a San José, tanto por Zelaya como por Roberto Micheletti, presidente de facto desde el golpe de Estado del pasado 28 de junio, es aplicar una "amnistía general para todos los delitos políticos, exclusivamente".

La "renuncia expresa" del mandatario depuesto a instalar una cuarta urna en las elecciones del próximo noviembre, así como a cualquier consulta popular no autorizada por la Constitución, es otro de los puntos.

Arias también sugirió anticipar las elecciones hondureñas del 29 de noviembre al último domingo de octubre, así como adelantar la campaña electoral un mes.

El traslado del comando de las Fuerzas Armadas hondureñas del Poder Ejecutivo al Tribunal Supremo Electoral un mes antes de las elecciones "para garantizar la transparencia y la normalidad" de los comicios, es el sexto punto expuesto por el mediador.

Muentras que la última idea sería la conformación de "una comisión de verificación compuesta por hondureños notables y miembros de organismos internacionales, en especial de la Organización de Estados Americanos (OEA) que vigilen el cumplimiento de estos acuerdos y supervise el correcto retorno al orden constitucional" en el país.

El mandatario expresó a las delegaciones hondureñas que si estos puntos son aprobados por las partes y se cumplen en el corto plazo, Costa Rica "se compromete a emplear todas las vías diplomáticas para gestionar el retorno inmediato de Honduras a la OEA y el levantamiento de las sanciones impuestas por otros gobiernos y organismos".

En las próximas horas se espera que ambas delegaciones discutan sobre esta base en busca de un acuerdo que ponga fin a la crisis política de ese país.

Entre tanto, seguidores y opositores de Zelaya continuaron las movilizaciones en Honduras. Así, sus simpatizantes se concentraron en Tegucigalpa para protagonizar una nueva manifestación en la que participaron su esposa, Xiomara Castro, y una de sus hijas, Hortencia, quienes aseguraron que el depuesto gobernante regresará "muy pronto" al país, algo que confirmó él mismo desde Nicaragua, aunque rehusó revelar la fecha y la forma en qué volverá.

Por su parte, los opositores, que también se movilizaron marcharon ayer en Tocoa (noreste) para "pedir por la paz y la democracia".

Si bien desde la facción de Michelleti no se descarta ninguna de las opciones, siempre que se respete la Constitución y las leyes de Honduras, Zelaya ya ha advertido de que no aceptará un gobierno de reconciliación ya que entiende que con ello se premia a los golpistas.

Por contra, el nuevo ejecutivo anunció el cese en sus funciones de 16 diplomáticos de este país en el exterior, fieles al presidente depuesto.